Se ha cumplido el ecuador del actual mandato municipal, el segundo de la forista Carmen Moriyón al frente del Ayuntamiento y el balance de estos dos últimos años de gestión municipal arrojamás sombras que luces. La parálisis es evidente y los grandes asuntos que preocupan a los gijoneses avanzan a un ritmo muy lento, como la aprobación del nuevo plan de urbanismo o la activación del proyecto de integración ferroviaria, atascado en el ministerio de Fomento en parte por la escasa pericia municipal a la hora de presentar una propuesta común sobre la ubicación de la estación y los usos del túnel del metrotrén, lo que da excusas al Estado para no apoyar decididamente una iniciativa esencial para la modernización de una ciudad que no acaba de entrar con fuerza en el siglo XIX y que se sigue rigiendo por un modelo urbanístico del pasado siglo.

No debe utilizarse como atenuante ni como justificación el hecho de que Foro gobierne en minoría, lo que obliga al equipo de Moriyón a hacer equilibrios en el alambre que en ocasiones van en contra de su ideario político, para sacar adelante asuntos de relevancia municipal. De esta forma, por el frecuente entreguismo a Xixón Sí Puede para garantizarse, por ejemplo, la abstención en la aprobación presupuestaria de este año con el fin de evitar una nueva prórroga contable, el gobierno municipal se ha enredado en zarzales innecesarios, como el conflicto con Israel a cuenta de un acuerdo plenario, promovido por los podemistas, para declarar a Gijón municipio favorable al apartheid contra el Estado israelí.

Ha habido problemas con los planes de empleo, que han ocasionado frecuentes reclamaciones que han acabado en los tribunales; se ha producido un espectacular atasco en las iniciativas del departamento municipal de Servicios Sociales, una concejalía que año tras año presenta un sorprendente superávit, incapaz de gastar todas las partidas económicas de su presupuesto pese a que las necesidades de los sectores más desprotegidos de la población local no han menguado; la ciudad sufrió escandalosos retrasos en destacadas obras municipales, lo que ocasionó en un Pleno un monumental tirón de orejas de la alcaldesa al concejal de Mantenimiento.

En su balance de gestión, Moriyón dijo esta semana sentirse satisfecha de los "consensos variables" conseguidos en el actual mandato para sacar adelante sus propuestas. La más importante, el Plan General de Ordenación, actualmente en el trámite de revisión de las alegaciones presentadas y que avanza muy lento, con pies de plomo. Tras dos anulaciones judiciales, Foro tiene la obligación de conseguir la aprobación de un documento pactado que marcará el devenir de la ciudad en los próximos años. Gijón no soportaría otro revolcón urbanístico en los tribunales pero tampoco un gran retraso en aprobar el plan, por la actitud timorata y poco decidida del gobierno local.