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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

La singular España plural

España paso de ser una, grande y libre en tiempos de Franco a empequeñecerse administrativamente con el advenimiento de la democracia, troceada como una tarta en pedazos autonómicos y en manos de reyezuelos de taifas que reclamaban competencias al Estado para obtener dinero y prebendas. Ese modelo territorial aguantó, con cataplasmas y remiendos, el paso de la Transición, por mucho que los padres de la patria se inventaran regiones inverosímiles, pues dígame usted que pintan en el mismo saco administrativo los de Segovia con los de Burgos; o los de Albacete con los de Toledo (decir o escribir que Toledo es La Mancha supone una aberración que merece una multa de tráfico).

Pero hete aquí que el mapa político español es ya más cambiante que el autonómico en tiempos de Martín Villa y el PSOE, que busca con urgencia la identidad perdida -o usurpada-, se adhiere en su congreso de exaltación sanchista a la plurinacionalidad de España, en un ejercicio forzado de izquierdización que ya veremos si no astilla al siempre robusto tronco del viejo roble de los socialistas.

Este paso sin retorno supone un evidente gesto de supervivencia: el PSOE no volverá a ser partido ganador si no consigue en el futuro suficientes sufragios electorales en Cataluña, en el País Vasco, en Galicia... Lo que ventilan estos días los socialistas en su congreso, más que blindar la unidad perdida, es ahuyentar la amenaza de marginalidad: la idea de la unidad de España ya no tiene recorrido en el ala izquierda de la casa común.

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