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Fernando Granda

Florece la poesía astur

Tetrástrofo monorrimo, retruécano, endecasílabo, alejandrino? No, la poesía actual es distinta, ya no emplea rima ni cadencia ni ritmo. Alguien ha dicho que ha trasformado los versos en simples líneas, breves o largas o no alineadas, dependiendo del ánimo del autor. Olvidados ya Quevedo, Góngora, Rosalía, Espronceda, Bécquer, que nos ayudaron a entender la poética, las estrofas ahora no se atienen a antiguas reglas griegas o latinas, tampoco de la poesía española clásica, ni al conceptismo, al culteranismo ni al romanticismo. Simplemente a sentimientos. Brotan.

Esta primavera que ya deja paso al verano, es decir, cuando la Naturaleza despierta y hace florecer las plantas, para muchas especies también época de celo, tiempo de crecimiento de los días, creo que vamos teniendo buena cosecha poética. Xuan Bello, Fernando Beltrán, Javier García Cellino, Enrique Serrano? son poetas astures que han presentado en pocos días poemarios nuevos. "Yo no escribo para matar el tiempo / ni para revivirlo / escribo para que me viva y me reviva", versaba Octavio Paz, según recordaba Javier García Cellino al presentar "Entrevuelos" de Enrique Serrano. A su vez "la poesía de José Elgarresta es una queja contra la condición humana y surge como una necesidad de encontrar respuestas", señala Victoria Díaz-Corralejo en el prólogo ("Un grito en la oscuridad") del poemario "En el corazón del aire", presentado días atrás por el veterano poeta madrileño. Brotes, instantes, soplos, luces fuera de la prosa del momento.

Sin embargo, en tiempo de concesión del Nobel a Bob Dylan, de la facilidad de edición que presenta el libro electrónico, la poesía no camina por un sendero de rosas. Ejemplos ha habido en recientes fechas. Xuan Bello vuelve a los versos tras dos décadas recorriendo otros tramos de la literatura, llega cargado de galardones, distinciones y reconocimientos, pero la presentación de "El llibru nuevu" en la Biblioteca de Asturias, en Oviedo, fue un acto minoritario. Fernando Beltrán, poeta también muy conocido fuera del ámbito literario como "nombrador de empresas" o "naming", presentó "Hotel Vivir" en un ambiente entre amigos. "La poesía es para mí como una pulmonía incurable", dijo en una ocasión como símbolo de resistencia pero su hábitat parece estar en otro sitio.

Javier García Cellino, un premiado colaborador de LA NUEVA ESPAÑA, ha viajado a Madrid a presentar su última obra y contribuir a proclamar la de su amigo y paisano Enrique Serrano en una pequeña discoteca. "Famélica legión", el poemario de Cellino "es un acto de sinceridad" en el que "parte de los poemas establecen un diálogo con grandes obras pictóricas de la historia del arte", señala en su prólogo Ana Martín Puigpelat. Y es que el poeta felguerino se interesa en su obra por aquellos artistas que han demostrado una postura ética que se "ha traducido en un desgarramiento interior". "En las manos del frío está la poesía / que nos trasciende", dice en unos de sus versos.

Enrique Serrano es más concreto. Antiguo marino, centra su poesía en el mar, la naturaleza, el amor. "El hombre y el mar se escriben bajo tierra. / La tierra también", marca en un momento para finalizar con un "No me importa lo que la vida piense de mí, / siempre seré su amigo". Son leves poemarios estos de Serrano, quizá más etéreos que los de Algarresta, "escritos con la cabeza, firmados con el corazón para ser expresión del hombre", dice en su dedicatoria. "Leo a los poetas antiguos: / son pavesas en un incendio / o teas arrojadas a un pozo para ver su fondo; / nuestra voz es un chisporroteo / que se apaga en la eternidad?", señala este veterano que, en malos tiempos para la lírica, cumple ahora cuarenta años con la poesía.

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