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Doctorandos y grupos de trabajo

La incómoda situación de los investigadores asturianos y la falta de medios que padecen

Doscientos investigadores asturianos esperan una ayuda que se retrasa, la fundación Leo Messi está metida en un marrón fiscal y Pedro Sánchez quiere montar un grupo de trabajo (¡En España, en verano!: ¿qué podríamos esperar de un candidato a gobernar que desconoce los biorritmos nacionales?) Los doctorandos asturianos completan su formación con una incómoda inmersión en la realidad: no es fácil reunir dinero para los estudiosos. No se metieron a futbolistas- -una falta de previsión- y ahora se comen este marrón de esperas enojosas. Dijo un dirigente blaugrana en su día que todos somos Messi. Más quisiéramos. No, no, no. En España -esa nación que Sánchez quiere redefinir cuando se le logre formar el grupo de trabajo que de momento, como las becas que esperan los jóvenes asturianos, no se materializa- hay prioridades. Así de claro. El grupo de trabajo de Sánchez -tiene uno dudas serias de que la alineación sea un dream team, pero habrá que ver- puede ponerse a reflexionar sobre la articulación del Estado, esa gilipollez.

Pero las cosas de comer no se tocan. Es como si los notables del Imperio romano se sentaran a hablar de un quítame allá esa togas senatoriales para luego irse corriendo a ver un instructivo espectáculo de gladiadores. Los grupos de trabajo son un peligro. Siempre hay gente brillante y gente que chupa rueda; los primeros son hostigados en cumplimento de una inexorable ley nacional que convierte a la envidia en un sacramento y premia a los déspotas con poder inmerecido; los segundos acaban con alguna ocupación a cargo de ese Estado que Sánchez quiere cambiarnos por nuestro bien. No se le ocurre al hombre reflexionar sobre el vertiginoso aumento de la mediocridad en España, ni sobre los focos emisores de basura que lo hicieron posible; eso es mucho pedir. Cúmplase el que inventen ellos, que para llorar ya tenemos a los de aquí; ya tenemos a los investigadores asturianos que quieren investigar en Hispania. ¿Nadie les informó de en qué patio viven? Asombroso. La realidad se repite con enorme fidelidad a sí misma, no hay noticia que no ponga en evidencia a una sociedad. Pero la energía colectiva ya se concentra en buena parte en las incertidumbres de la Liga que nos espera. Esa, a diferencia de las becas tardías, llega con puntualidad suiza y redentora. Les llegará a los investigadores la ayuda que necesitan y, cuando sean doctores, no es nada improbable que se vayan a currar al extranjero y experimenten esa rara sensación del reconocimiento a la excelencia que profesan los guiris mientras, aquí en el dulce hogar, sus familiares les van informando de lo que dice el Marca. Está bien claro. No paramos de mejorar.

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