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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

La manía de expropiar

Qué manía le ha entrado a la gente con expropiar, con apropiarse de los bienes ajenos por decreto ley a cambio de un justiprecio con frecuencia injusto, por lo civil o por lo criminal; a las bravas. A este país le afloran los Mendizábales como setas otoñales: aquí te pillo, aquí te expropio.

La CUP, ese amasijo asambleario de extrema izquierda que opera en Cataluña, ha solicitado al Ayuntamiento de Barcelona, con enorme eco pero escaso éxito, que expropie la catedral de la Ciudad Condal, con el fin de albergar en sus adentros un economato, al grito bolchevique de "reclamemos la expulsión de los mercaderes del templo y devolvámoslo a las clases populares". O sea, que echamos de la iglesia a unos tenderos para que hagan negocio otros.

También sin éxito, la asociación futbolera local "Tu Fe Nunca Decaiga" presentó a los presupuestos participativos del Ayuntamiento la propuesta de reservar una partida económica municipal en las cuentas de 2018 para iniciar un procedimiento de expropiación de las acciones del Real Sporting de Gijón SAD, en poder mayoritario de la familia Fernández. Ocurre que lo del Sporting no lo arregla ni la más hostil de las opas. Obviamente, el Ayuntamiento ha rechazado tan peregrina posibilidad: el que quiere expulsar a Fernández del palco que suelte la guita.

Miren adónde ha llegado la Zona de Actividades Logística de Asturias, la desastrosa Zalia, por empeñarse en expropiar fincas a dos manos a los propietarios de suelo de la parroquia de San Andrés de los Tacones: prácticamente a la insolvencia. Tal vez habría que expropiar el sueldo al genio de la lámpara que ideó el invento.

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