Últimamente Gijón parece la pasarela Cibeles del extrarradio ministerial. Con la de ayer del titular de la cartera de Interior van cuatro visitas de personalidades con asiento en el gabinete de Rajoy, si bien tres de ellas corresponden al ministro de Fomento, que en vez de natural de Santander parece de Cimavilla, por su querencia a esta ciudad. Bendita querencia, por otra parte, si Íñigo de la Serna cumple los compromisos financieros y técnicos que su departamento ha comprometido con el plan de vías de Gijón, que estaba en vía muerta y ahora parece encarrilado. Pidió el jueves Mercedes Fernández generosidad para que el PP tenga asiento en el consejo de administración de Gijón al Norte, la sociedad que gestiona el proyecto ferroviario venidero. Hasta esta semana, los populares asturianos no habían reivindicado su parte en la consecución del anuncio multimillonario para la estación intermodal y el metrotrén a Cabueñes, permitiendo, conscientemente o no, que de ese acuerdo se lucrara exclusivamente el gobierno local casquista.
Lo cierto es que había resquemor en la cúspide del PP regional, lo quieran reconocer o no, por no haber sido avisados a través de los cauces oficiales de la segunda visita de De la Serna, aquélla en la que el Ministro adelantó al verano el gordo de la lotería de Navidad, con un premio de 500 millones para Gijón.
El paseíllo de ayer por esta ciudad del brazo del ministro de Interior es, de alguna forma, un acto de desagravio para los populares asturianos, que detestan que de la inversión prevista para el plan de vías sólo se lucre Foro.
