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Sol y sombra

Fernández, en la diana

Las críticas asturianas a un político que no deja de recibir elogios

La oposición política asturiana es unánime al juzgar negativamente al socialista Javier Fernández. Lo contrario sería una novedad, incluso un hecho asombroso. Seguramente el presidente del Principado no tendría mejor opinión si le preguntasen por la colaboración brindada por sus adversarios para solucionar los problemas de Asturias. La "admiración", en estos casos, suele ser mutua y se hace notar aprovechando cualquier circunstancia: una buena entrevista como la publicada por este periódico el domingo, o mismamente el hecho de que el Pisuerga pasa por Valladolid. Esa es, por regla general, la urgente precariedad en el relato de nuestros líderes.

Tampoco existen ya -queda para otras épocas- políticos que renuncien a airear por un motivo u otro su rivalidad como ocurría con Francisco Silvela y Francisco Romero Robledo. Aunque ambos eran conservadores y pertenecían al mismo partido en la etapa de la Restauración, la feroz disputa que mantenían hizo de ellos personas irreconciliables. Una vez coincidieron en una tertulia y el primero le preguntó al segundo. "¿Qué piensa usted de mí?". Y el segundo dio el asunto por zanjado respondiendo: "Exactamente lo mismo que usted piensa de mí".

Los dirigentes de la oposición acusan a Fernández de "falta de liderazgo y de ideas" mientras una buena parte de la prensa y de la política nacional no deja de elogiarle por todo lo contrario. Ven en él a un teórico de los que no abundan, fiable en las grandes cuestiones de Estado que son las grandes cuestiones de la política. La oposición, sin embargo, exige un balance de la inutilidad del mandato en Asturias que de existir tendría que incluirla también a ella. La reciprocidad en Silvela y Romero.

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