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Sol y sombra

El ladrón de libros

Una historia apasionada de amor a la lectura en tiempos de crisis

Brasil es un país sumido desde hace tiempo en una profunda crisis política e institucional. Está extendida en él una versión brasileña de la Tangentopoli italiana que demuestra que nada ha cambiado en la forma de actuar de sus dirigentes desde los tiempos de os donos do poder que encarnaba la derecha oligarquica. Lula, el hombre que propugnó el cambio en 2002, ha sido condenado recientemente a nueve años de prisión por corrupción y blanqueo de dinero y, junto a él, decenas de cargos están siendo investigados. La inseguridad en las calles no ha dejado de aumentar en las principales ciudades, las zonas deprimidas sobreviven como pueden al saqueo diario.

En un modesto municipio de São Paulo, una de esas ciudades, ha sido detenido un joven de 18 años por apropiarse de 384 libros de varias bibliotecas públicas con el único fin de leerlos y saciar su curiosidad intelectual. Durante un tiempo sacaba dos títulos prestados mientras se llevaba otros cuatro ejemplares de las estanterías. Los conservaba en casa cuidadosamente apilados, clasificados por géneros, como cualquier lector ordenado.

La policía maneja la teoría de que el adolescente sufre una especie de trastorno psicológico. En Brasil no se se entiende cómo se puede perder el tiempo dedicándose a robar libros por el sencillo deseo de leerlos cuando hay tantas cosas que robar en las que se afanan desde los más altos miembros de su clase dirigente, políticos, empresarios, la propia Policía, etcétera, hasta los meninos da rua. A Flavio Fernando de Oliveira, el ladrón de libros, habría que hacerle un monumento y, sin embargo, se sospecha que es un trastornado. Así está el mundo.

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