Cristiano Ronaldo ha declarado en un juzgado de Pozuelo de Alarcón insistiendo en su inocencia fiscal. En medio de una atención mediática sin precedentes, una periodista enviada especial comentó que la declaración del astro portugués era más importante que la del propio Mariano Rajoy del otro día. Tan importante y trascendente, que el futbolista del Real Madrid dio la espantada por respuesta y los informadores se quedaron sin escucharle. Y la tierra siguió, al día siguiente, dando vueltas, como si nada.
La desmedida atención puesta en Cristiano Ronaldo sirve para explicar el preocupante desenfoque periodístico en los asuntos que conciernen realmente al interés público. Los telediarios abrían al día siguiente con la declaración del futbolista supuesto defraudador. Los periodistas que atizan el fuego del sensacionalismo dándole un protagonismo que no se merece por cuestiones no relacionadas específicamente con el fútbol se sorprendían, a la vez, de que supuestamente se quejase ante la juez de que todo esto le pasase por ser Cristiano Ronaldo. Sin embargo, ellos mismos estaban dándole carrete por tratarse de quien es.
En resumen, un disparate más que contribuye a deformar una opinión pública desquiciada, seducida por las redes sociales, cautiva de la anécdota más extravagantemente estúpida y despreocupada de todo aquello que no es viral. Como explica la conclusión de la periodista, poniendo por delante el interés que provoca Ronaldo, investigado por defraudar a Hacienda, del que tendría que suscitar un presidente del Gobierno llamado a declarar, aunque sólo sea como testigo, admitamos el matiz, en un momento complicado de la historia de este país, para el propio país y los que en él habitamos.
