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Clave de sol

Aniversarios para recordar

Dos asturianos ilustres injustamente olvidados

Hoy, 15 de agosto, hace once años que murió mi colega Carlos Luis Álvarez, Cándido. Su padre, del mismo nombre, fue uno de los fundadores de LA NUEVA ESPAÑA. Cándido, Hijo Predilecto de Oviedo, era un brillante escritor y multipremiado profesional del periodismo español.

Desde las columnas del diario "ABC", sobre todo, pero también en "Pueblo", "Arriba", "Informaciones", la revista cultural "Índice" y los semanarios "La Codormiz" y "Hermano Lobo", Cándido siempre se mostró crítico con la situación política lo que le proporcionó más de un sobresalto. Con frecuencia venía a Asturias para consolarse y "cargar las pilas".

En sus "Memorias prohibidas", con una prosa torrencial, Cándido contaba, entre el humor y la melancolía, sus aventuras profesionales y sentimentales. Por ejemplo, su papel de "negro" al escribir un libro sobre santos españoles que firmaría el famoso abad del Valle de los Caídos fray Justo Pérez de Urbel. Cándido afirmaba con desparpajo que algunas biografías fueron inventadas, otras copiadas y todas muy celebradas ¡por fray Justo y el Vaticano! No me lo pude creer.

Traigo también hoy al recuerdo a otro asturiano caído injustamente en el olvido. Me refiero a Carlos de la Rica, muerto hace justo 20 años, praviano ilustre, sacerdote atípico, escritor, poeta y ensayista de vanguardia, mecenas y académico. Se dijo que emparentado con la familia real (?). Carlos, que fue mi amigo personal e ilustre colaborador de mi periódico manchego desde su parroquia de Carboneras en La Mancha, está desaparecido de las antologías.

Ya he contado que durante un discurso no muy complaciente del entonces "magnate" Donald Trump a un Congreso de Prensa que tuvimos en Atlantic City, Carlos y yo abandonamos ostensiblemente la sala y nos fuimos a charlar por el muro de la playa.

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