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Millas

El trasluz

Juan José Millás

Nos hacemos cargo

Para el ministro Guindos, lo esencial en el conflicto de los trabajadores de Eulen es "la seguridad y la comodidad de los usuarios". Guindos no es ministro del Interior, ni de Transporte, tampoco de Turismo. Guindos es ministro de Economía. ¿Por qué entonces se mete donde no le llaman? Como responsable de los números, lo que debería preocuparle es si los trabajadores de Eulen llegan a fin de mes. O si Eulen corre peligro de quebrar por sus reivindicaciones. Pero Eulen se ha forrado con la externalización, o privatización, como quieran llamarla. De hecho, no hace otra cosa que aumentar sus beneficios. Y Aena ha ganado más de mil millones de euros, que es una fortuna. No parece, pues, que las empresas corran peligro alguno. Los que sí están hechos polvo, con salarios de hambre, son los trabajadores.

Guindos no tiene ni idea de lo que gana un trabajador de Eulen o de cualquier otro sitio. Guindos vive en las grandes cifras, delante de las grandes cifras, detrás de las grandes cifras, alrededor de las grandes cifras. Sería impensable que ante un conflicto como el que comentamos se preguntara cuánto gana uno de esos hombres o mujeres que velan por nuestra seguridad, cuántos hijos tienen, qué pagan de alquiler. ¿Se imaginan a Guindos informándose acerca de si estos trabajadores pueden encender la calefacción en invierno? No, en absoluto, pero no nos cuesta nada imaginárnoslo comiendo con el presidente de Aena en un restaurante de 5 tenedores. Miren cómo se lo ha pasado Dastis en Ecuador a costa de nuestro IRPF.

Así que lo que le preocupa a Guindos es "la seguridad y la comodidad de los usuarios". ¿Cuántos crímenes se cometen en nombre de la seguridad? Hay regímenes políticos que la prohíben bajo la coartada de garantizarla, o que condenan la libertad con la excusa de protegerla. El de Franco era experto en estas maniobras paradójicas que a veces colaban. Pero a lo que íbamos es a que Guindos ha tenido una oportunidad única para demostrar que, como ministro de Economía, era sensible a los problemas salariales de los trabajadores, y la ha tirado a la basura colocándose sibilinamente junto a los explotadores. Nos hacemos cargo. Después de todo, viene de donde viene y va a donde va.

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