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Luis Gancedo

Desequilibrios en la recuperación y demandas sindicales | Análisis

Luis Gancedo

La hora de los salarios

La economía crece el 3% y los salarios lo hacen apenas el 1,3% según los convenios. Llegó la hora de mejorar los salarios, exigen los sindicatos, que quieren acercar su actualización a la tasa de avance del producto interior bruto (PIB). Echemos un vistazo a este indicador por el lado de las rentas para conocer cómo está siendo el reparto de las ganancias de la recuperación. El PIB se descompone desde ese prisma en dos capítulos principales: la remuneración de los asalariados (suma de todas las rentas del trabajo y cotizaciones) y el llamado "excedente de explotación / rentas mixtas", que comprende, entre otros conceptos, los beneficios empresariales y los de autónomos y profesionales. Si comparamos el primer trimestre de este año con el del mismo período de 2016, sale lo siguiente: el PIB total creció el 4,1% (a precios corrientes, sin considerar la inflación), las rentas de los asalariados lo hicieron el 3,07% y el excedente de explotación, el 5,3%. Cabe precisar que este último epígrafe comprende también el consumo de capital productivo, un renglón no menor que corresponde al valor que van perdiendo desde las máquinas de una fábrica a las carreteras.

Hecha esa salvedad y considerando que el Banco de España también ha diagnosticado que los beneficios empresariales crecen "a un ritmo elevado" (a partir de los datos de su central de balances), cabe concluir que el reparto de los 30.000 millones anuales que supone un crecimiento del PIB del 3% está claramente más escorado hacia la retribución del capital que hacia la del trabajo, incluso a pesar de la intensa creación de empleo. Hay más personas trabajando y más horas trabajadas, pero la remuneración media por empleado crece a razón de un precario 0,4%.

Las diferencias comentadas pueden conectarse como hacen los sindicatos con la reforma laboral (en la medida en que fue un instrumento de devaluación salarial), aunque la realidad supera a la regulación: una tasa de paro como la que aún tenemos -del 17%, diez puntos inferior la de 2013, pero la segunda más alta de la UE- es quizá el más potente depresor de los salarios y de otras condiciones laborales. Habiendo como hay tanta gente desesperada por encontrar trabajo.

La prioridad de España tiene que ser crear más empleo. Y subir los salarios no es incompatible con ello; al contrario, puede contribuir a que el país gane dinamismo. Siempre que se aprenda de errores del pasado y se tengan presentes cuestiones como las siguientes: imponer a las empresas en dificultades subidas que comprometan su viabilidad es suicida, y con el tiempo lo es también para el propio empresario cimentar la competitividad en pagar salarios bajos más que en la formación o en la mejora de la gestión. Puede que el mayor de los desafíos de la negociación colectiva en España sea ese. Dicho con otras palabras, conseguir un pacto de rentas equilibrado y guiado por la mejora de la productividad. Que favorezca el empleo de calidad, la llave del bienestar.

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