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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

A cuerpo de Rey

La vilipendiada profesión de periodista, que según recientes estadísticas se sitúa entre las más denostadas por la ciudadanía, más incluso que el ejercicio de la banca o la política y al mismo nivel que los taxistas, dispensa aún en ocasiones momentos de gloria, como la posibilidad de conversar en la terraza del Dindurra con Julio Rey, la mitad del matrimonio mejor avenido del periodismo gráfico español, el cincuenta por ciento de Gallego y Rey, el hombre que acometió para "Diario 16" la heroicidad de dibujar los doce goles de España a Malta.

Julio me parece un tipo interesante, comedido pero sentencioso, que escucha más que habla. Diríase, conociéndolo poco y admirándolo mucho, que alberga una centrifugadora en la cabeza que una vez cargada de ropa diversa la pone a secar en el tendal de la Rue 13 del Percebe para componer un collage sesudo e hilarante.

Como todos los que viven del humor, es gente seria. Siendo madrileño natal, su vinculación con Asturias resulta indeleble, como la tinta de sus viñetas. Especialmente fructífera es su relación con Llanes, la cuna de su madre, que allí reside y a la que visita en escapada siempre que puede. Y donde descansa los veranos.

Rey es de esos asturianos que lo son sin serlo, que hacen apología de los valores de esta tierra y que la sufren como estigma propio cuando vienen mal dadas. Hablamos de política, del PSOE doliente que aún no ha decidido si morir a puñal o a pistola; de un terrorismo impensable y de "Charlie Hebdo"; de su amigo Antonio Trevín, a quien defiende y admira; del Sporting y del Oviedo...

Y discutimos de periodismo sobre todo: del que se fue y no volverá y del que viene, que aún no sabemos adónde nos lleva.

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