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Clave de sol

Terapia para un síndrome

Por la nostalgia de los buenos días perdidos

Último domingo de un agosto cargado de acontecimientos, no todos agradables: ahogamientos, accidentes, violencias, robos, incendios forestales y sucesos espeluznantes como los atentados en Cataluña, cuyas dolorosas consecuencias aún durarán tiempo. Al escribir estas líneas aún no ha empezado la manifestación de Barcelona, que se prevé gigantesca por la afluencia de participantes.

Cabe esperar que su desarrollo haya sido pacífico. Sentiría haber tenido razón en mi comentario sobre la inconveniencia de la presencia del Rey. "No tinc por", se dijo ayer. ¿De verdad que no tenemos miedo? Pues si no tenemos miedo somos unos insensatos. Mañana hablaremos de esto.

Viniendo a lo del día, el verano vacacional va de caída con su añorante vitola de los buenos días perdidos y el reenganche a la rutina diaria: desequilibrio financiero, vuelta al trabajo, niños en casa y muy pronto al colegio... También, según las últimas estadísticas, riesgo de desajustes de familia, cuya estabilidad peligra al parecer con la convivencia a tiempo completo. ¿No tendría que ser al revés?

Y desde hace unos años, la aparición de una dolencia nueva que se ha dado en llamar "síndrome posvacacional", desgana, inapetencia, somnolencia, melancolía, tratada con calmantes y la recomendable asunción escalonada de responsabilidades. Quiere decir, supongo, que al aspirante le convendría recorrer unos días antes distancias crecientes del trayecto de casa a la oficina para ir acostumbrando el cuerpo por aproximaciones sucesivas.

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