La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Cortarme la nariz para salvarme la cara

La reacción ante los atentados yihadistas

Veo que en muchas de las pancartas que la gente llevaba en Barcelona en manifestación contra el terrorismo decía 'no tinc por', 'no tengo miedo'. Pues yo sí tengo miedo. Le tengo miedo al efecto que ha tenido en mí el terrorismo: me ha convertido en alguien que no creía capaz de ser. Y no me refiero solo a mi temor a ser otra de las víctimas de sus atropellos, bombas, cuchilladas o tiros. Eso también. Me refiero a mis flirteos con la intolerancia, esas ideas que hasta hace poco me parecían descabelladas, producto de la ignorancia o de la estupidez congénita. Me encuentro a mí misma sonriendo y asintiendo con la cabeza ante asertos apocalípticos más propios de una radicalización de cruzados o yihadistas que de cualquier ser razonable. Tengo miedo a mi falta de distinciones entre masas amorfas y deshumanizadas e individuos que quieren vivir a su aire (por mucho que ese aire no sea el que me guste a mí). Tengo miedo también de, como dicen los ingleses, cortarme la nariz para salvarme la cara. Me explico: la restricción de libertades ayuda a las autoridades a encontrar o controlar a los terroristas, pero también restringe las mías. No puedo protestar cuando me registran de arriba abajo en un aeropuerto porque puede haber alguien que lleve armas o dispositivos para hacer daño a más y mejor. Quiero decir que la justificación de las restricciones viene dada por el miedo a un mal de mayor importancia que mis libertades. Hasta yo misma me lo explico así. Ese miedo y todo lo que justifica me lleva alegremente a aceptar cualquier medida que pueda parar a los terroristas y a aborrecer en masa a cualquier grupo de Oriente Medio, entre otras cosas, porque me ha cambiado, porque ya no me gusto a mí misma ni los parámetros en los que tiene que discurrir mi vida. Mi mente, como la de la mayoría (supongo), trata desesperadamente de elucidar una contradicción constante: para ser una ciudadana libre necesito que mi entorno sea el de ciudadanos libres. Con el terrorismo mi libertad está obviamente coartada y el estado se encarga de coartarla también para acabar con el terrorismo. En esta pescadilla que se muerde la cola, quiero ser los dientes. Tengo miedo de seguir mordiendo mucho más allá de la cola.

Compartir el artículo

stats