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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Palabras malditas

Es cierto y sabido que los líderes políticos emplean un arsenal de estrategias malabares para no llamar a las cosas por su nombre. En ocasiones son capaces de comparecer varias ocasiones y durante varias horas sin citar palabras que consideran malditas o necesariamente impronunciables. Tal fue el caso de Rajoy ayer en la encerrona parlamentaria a la que se vio obligado, como amago veraniego del inicio del curso político, para dar cuenta de la financiación irregular de su partido.

Hubo tres palabras que el presidente del Gobierno no pronunció a sabiendas, como si por el hecho de no decirlas no existiesen o desaparecieran como por ensalmo: Gürtel, corrupción y Bárcenas. Rajoy merece un premio a la constancia: ni una sola vez permitió que esas tres palabras le enjaularan a la largo de 52 intervenciones públicas durante los últimos años. Cada presidente carga con una palabra como una cruz: si la de Rajoy es corrupción, la de Zapatero fue crisis. La diferencia es que al socialista el vocablo se lo llevó por delante, mientras que el gallego sigue inmune al veneno del diccionario.

Por lo demás, el espectáculo de ayer en el Parlamento resultó patético, un pésimo entretenimiento para llenar las horas vacías del final inminente de las vacaciones: ¿qué genio de la mercadotecnia socialista ideó que fuera Margarita Robles, dijo la sartén de los GAL al cazo de la Gürtel, quien intentara que Rajoy mordiera el anzuelo de mentar a la bicha?

La oposición no sólo no logró arrinconar al campeón de lo impronunciable, sino que le puso un altavoz de largo alcance y le organizó gratis un mitin televisado, sin intermediarios de campaña que se embolsarán parte de la mordida del montaje.

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