Cuando se anuncia la creación de un nuevo partido político de tendencia conservadora en España, no puede uno más que evocar la sopa de siglas de los años treinta: Renovación Española, Acción Popular, los Liberales, los Agrarios, Acción Nacional, la ACNP, los Monárquicos y hasta en cierto modo los Radicales. Todo lo cual desembocó, no sin problemas, en la CEDA de Gil Robles, para oponerse a un belicoso Frente Popular.
Aludo al principio a una nueva formación derechista de estos días que le han puesto un nombre polémico -tentado estoy a decir que no lo quiero mirar-, Unión Cristiano Demócrata Española, lo que compone unas siglas por demás evocadoras: UCDE. ¿No nos recuerda algo? Y un logo disparatado que semeja una cuerda mal atada, dicho sea con toda la caridad del mundo.
Partido, la UCDE, como su propio nombre indica, sedicente cristiano, españolista, europeísta, constitucionalista, humanista, centrista y conservador que pretende promover una llamada Coalición Principios con otras seis agrupaciones ya existentes. Sin entrar en un análisis siquiera elemental de su programa, tiempo habrá, la primera consideración que se le ocurre a cualquiera es el evidente exceso de formaciones presuntamente de derechas en nuestro panorama político.
Además de los vigentes Partido Popular y Ciudadanos, los regionalistas diversos, el congelado Vox del intrépido Santiago Abascal, la Alternativa Española, el Avanza de Benigno Blanco y algún otro de parecido nombre... Eso sin entrar en falangismos y otros. ¿No sería conveniente una concentración parcelaria?
