La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Tino Pertierra

Sólo será un minuto

Tino Pertierra

El desafío de la curiosidad

Alicia: "De pequeña era el terror de mis padres, no porque fuera un trasto, sino porque me gustaba poner a prueba mi curiosidad, y eso en ocasiones me obligaba a tomar decisiones al margen de su protección, fuera del radar de su vigilancia. Me llevé unos cuantos golpes innecesarios por vivir experiencias que no me correspondían por edad. Ya sé que es propio de los niños averiguar los secretos del mundo que los rodea sin ayuda, pero en mi caso me llevó a conocer antes de tiempo que los ruidos que escuchaba en el dormitorio de mis padres revelaban secretos prematuramente y que figuras míticas como los Reyes Magos, Papá Noel o el ratoncito Pérez se escapaban del terreno fantástico para caer de lleno en la realidad más cruda (ay, papá, que te pillé aquella noche cuando...).

Esa curiosidad insaciable me hizo creerme enamorada antes de tiempo de chicos sometidos a la tiranía de su segundo cerebro, a tener experiencias de piel que terminaron con sabor a hiel (sorry, también quise dedicarme a la poesía, pero soy mujer de prosa y de presas), a intentar averiguar qué edades masculinas eran más acogedoras para mi personalidad desafiante y no siempre comprensible. Los de mi edad me aburrían, los que me llevaban muchos años se aburrían de mí y, finalmente, decidí que mi tiempo límite para aguantar a un hombre era de cinco meses. Así que decidí darle más importancia a la atracción instantánea que a los sentimientos adherentes. Sacié mi curiosidad por el matrimonio y en dos años la di por cancelada. Después de pasar por tres carreras abandonadas en el primer curso me aventuré en otra aconsejada por un amante fugaz con ojos de tinta que me sugirió buscar una profesión donde tuviera que encontrar respuestas y buscar preguntas cada día. Soy periodista".

Compartir el artículo

stats