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Los empates de Merkel

De como el fútbol se impone a la realidad y es utilizado por los políticos para explicar cosas

Dice un parlamentario alemán que contra Merkel, como mucho, se empata. Para explicarlo mejor, dice que es como jugar contra Italia. Menudo momento escogió el hombre. Acaba la Roja de colarle tres goles a los italianos y de poner en cuestión la fama defensiva de los "azzurri". Hay que rendirse a la evidencia. No hay manera de vivir sin el fútbol. Es tan importante que hasta los políticos de los países serios lo necesitan para explicar cosas. Ahora que andan revueltos ya sabemos qué patios, el Barça podría ver afectada su fuerza simbólica. Las ventajas de vivir en un país no serio también existen. Fíjense bien en nuestros entretenimientos. En medio de tanto estruendo, el Barça tiene líos. Forma parte de nuestra sociedad declarar unas cosas aceptables y otras no. La pasta que pagó Neymar por comprar lo que, para entendernos en la lógica ilustrada de nuestro tiempo, se llama libertad laboral, es cosa simple. Eso no es que se entienda; es que se acepta como inexorable. 222 millones de euros están al alcance de cualquier mindundi. Hasta ahí, todo bien. En cambio, la separación entre una parte del todo y el todo mismo es cosa que no acaba de poner de acuerdo a nuestros líderes. Es lógico que los medios pongan grandes fotos de la Roja y alaben el trabajo de Isco y la benevolencia de una parte del Bernabéu hacia Piqué. Es lógico que nos querramos distraer. ¿Qué hacer si no? ¿Mirar alrededor? ¿A dónde? ¿A las dos Coreas? ¿A los esfuerzos de Zapatero por convertir la política caraqueña en un foro versallesco? ¿A la política en general? Trabajo inmenso. No hace falta mirar tan lejos. ¿Y si nos da un ataque septembrino de lucidez y llegamos a discurrir que los asuntos públicos tienen forzosamente que estar en manos de alguien y que ese alguien pudiera no estar movido por el afán de servicio a la comunidad sino por un impulso chupacámara o por el gusto simple de mandar? ¿O por la pasta, o porque estudiar algo es muy trabajoso y mejor ponerse a soltar paridas en un escaño? En los países serios, cuanta más seriedad, menos atención se lleva el balompié. Si, sí, muchos piropos a Islandia y a los nórdicos -Dinamarca salió en los medios hace poco, y sus políticos no respondieran a una invitación que les pareció improcedente- pero los nórdicos no acaban de aceptar nuestro sistema de pesas y medidas balompédicas. Es lo que tiene la diversidad intelectual de la izquierda europea; la del Sur es comprensiva con según qué megasalarios, y necesita según qué entretenimientos. Progresaremos algo -no ha llegado el momento todavía- cuando se pueda llamar incompetente a quien lo es sin antes pasar el filtro tedioso de la corrección política. Un gol a Merkel. En fin.

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