Han pasado doce años desde que se presentó, a bombo y platillo, el proyecto para la reordenación urbanística de la Ería del Piles, una de las zonas más degradadas de la fachada litoral gijonesa, donde una promotora asturiana, con el visto bueno del Ayuntamiento, tenía previsto edificar un gran equipamiento de ocio. La iniciativa se encuentra hoy más en el aire que nunca, al conocerse esta semana que la empresa que iba a desarrollar el proyecto y que desde noviembre pasado estaba en situación de concurso de acreedores, ha quedado disuelta por orden judicial. La firma que iba a levantar el complejo de ocio de la Ería del Piles se encuentra, por tanto, en liquidación, y el éxito de su diseño pende de un hilo.

Se ciernen negros nubarrones sobre un proyecto que supuso hace más de una década la recalificación de 38.370 metros cuadrados de suelo en la confluencia de la carretera del Infanzón con la de La Providencia y la avenida de José García Bernardo, justo un mes después de que el Pleno municipal aprobara por mayoría el Plan Especial de Reforma Interior (PERI) que permitiría esta actuación, independiente del proceso de revisión del Plan General de Ordenación, tras la anulación judicial del anterior.

Sorprende la diligencia con que el Ayuntamiento dio de paso un plan sin las debidas garantías de solvencia de la empresa promotora, que pese a su grave situación económica había anunciado los primeros movimientos de tierras para el próximo verano, con el horizonte de 2020 como plazo para acabar las obras. De entrada, los propietarios de los chalés que rechazaron vender sus propiedades a la constructora que lidera el proyecto ya han anunciado que impugnarán el reciente acuerdo plenario, lo que añade aún más incertidumbre a la ceremonia de confusión que se cierne sobre la iniciativa urbanística de la Ería del Piles, que prevé la construcción de un complejo comercial y de ocio, con amplias zonas verdes y un aparcamiento subterráneo, y que ya hubo de renunciar en 2013 a su propuesta estrella: una torre de 40 metros de altura.

En tanto se resuelve la situación de los terrenos afectados por la disolución de la empresa promotora y se conoce si quien los adquiera en el proceso de liquidación tendrá interés en desarrollar el proyecto tal como está previsto o decide redimensionarlo, el Ayuntamiento debería permanecer vigilante del proceso judicial. E instar de inmediato a que la actuación se lleve a cabo sin lesionar los intereses particulares y empresariales que confluyen en la zona. No puede permanecer eternamente a la vista de toda la ciudad la desordenada imagen urbanística de un mirador emblemático en un entorno costero privilegiado, que se ha quedado atrás en el proceso de mejora de la imagen de la franja litoral gijonesa.