Es bien sabido que el número de nuevos casos de cáncer aumenta, y seguirá siendo así por dos razones fundamentales: la mejora de la supervivencia humana y los estilos de vida y ambiente en los que nos movemos. Si bien los esfuerzos por contrarrestar este incremento de la enfermedad han dado paso a una clara prolongación de la vida de los pacientes; y ello gracias a la prevención, el diagnóstico precoz y a los recientes logros en la investigación. No hay duda acerca del camino a seguir: debemos poner todos los esfuerzos posibles en la promoción de la investigación. Para ello, como dice Ignacio Muñoz, el presidente nacional de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), debemos ir hacia la consolidación y estabilización del sistema de investigación e innovación en cáncer en España, trabajando en cuatro ejes: promoviendo el talento y la estabilización de la carrera profesional de los investigadores; impulsando la investigación en el entorno clínico para que los resultados beneficien directamente a la población, apostando por la investigación colaborativa con participación de los investigadores españoles en consorcios internacionales y estudiando tumores poco frecuentes.
Asturias tiene un reconocido prestigio en investigación en cáncer; de hecho es ésta nuestra línea más fructífera en investigación biomédica, especialmente en investigación básica, liderada por el IUOPA.
Una de las claves para garantizar el éxito son los esfuerzos por formar investigadores entre los jóvenes: contagiar el entusiasmo, compartir metodologías clásicas e innovadoras con el máximo rigor científico y ético garantiza los éxitos futuros. Pero para ello es imprescindible que también los jóvenes puedan iniciar su andadura en este campo con un apoyo financiero. De ahí la importancia de la reciente convocatoria de la junta provincial de la AECC en Asturias, de una ayuda predoctoral de investigación en cáncer, que se suma a las exitosas ayudas nacionales de la AECC que, a través de su Fundación científica, anualmente se publican en convocatorias competitivas, para los que demuestren mejor potencial para obtener resultados.
Todo esto no sería posible en un erial. Pero sucede que Asturias es una región privilegiada por ser un terreno en el que se han ido sumando esfuerzos y de ellos han surgido logros de los que se puede enorgullecer no sólo el Instituto Universitario de Oncología del Principado de Asturias, sino la propia Universidad, que apoya otros grupos de investigación innovadores en tecnologías emergentes, como la nanotecnología, sino también las empresas jóvenes que arriesgan por la investigación en cáncer, como Dreamgenics o Entrechem. También hay una investigación epidemiológica en nuestra Consejería conectada internacionalmente; y un seguimiento de la evolución del cáncer en nuestra comunidad a través del Registro Poblacional y Hospitalario.
Al esfuerzo de la AECC local, que ha dado un sensible salto hacia la concienciación a la población general de la necesidad de apoyar esta investigación, se añaden instituciones locales, como el sólido y continuo apoyo de la Fundación Bancaria Caja de Ahorros de Asturias/ Liberbank al IUOPA, e iniciativas individuales y de pequeños grupos de asociaciones locales y ayuntamientos, cuyo pequeño tamaño se multiplica en entusiasmo porque saben que el esfuerzo por apoyar la investigación es lo único que merece la pena.
Es bueno recordarlo en una jornada especialmente dedicada a ello como la de hoy, Día Mundial de investigación en cáncer, iniciativa liderada por la AECC, secundada por grandes organizaciones mundiales y que precisamente se ha querido hacer coincidir con el aniversario de nuestro gran científico asturiano, el premio Nobel Severo Ochoa. Todo el apoyo que se dedique ahora dará sus frutos, sin duda: lo garantiza el sustrato ya existente que trabaja en las distintas líneas de investigación, tanto básicas como aplicadas al paciente.
