La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

¡Elecciones ya!

En tiempos convulsos las noticias vuelan. Y no quiero decir que circulen por el espacio. ¡Qué va! Lo que trato de explicar es que fenecen en el momento de nacer. A los "prensófagos" nos sentaría como un tiro no leer varios periódicos al día y, sin embargo, he de reconocer que las noticias capitales pierden interés antes de salir a la luz porque, en estos instantes, otras corren a sustituirlas.

Si hay algo que me produce terror es regresar a los años en que el odio campaba a sus anchas por nuestra anciana piel de toro. El pasado sábado, 30 de setiembre, a la una del mediodía, por una calle del centro de Oviedo, circulaba un coche con dos banderas españolas, a modo de estandartes, una a cada lado, lo que, de inmediato, me trajo a la mente los desgraciados sucesos de nuestra Guerra Civil, con sus larguísimas décadas de dictadura, y la devastadora Guerra Mundial.

Me pregunto si un grupo de iluminados sin escrúpulos del Govern de Catalunya, Carles Puigdemont y cía., amparados por la nefasta gestión de otro grupo, ahora de inútiles, instalado en el Gobierno de España, Mariano Rajoy y cía. (ninguno de ellos tiene talla intelectual o moral para dirigir un país), serán capaces de destapar la caja de los truenos y llevarnos a los senderos del rencor y los tiros en la nuca.

No es que se avecine, es que ya lo tenemos encima, el clásico lenguaje de la patriotería barata: Españoles = fascistas, retrógrados, casposos? que nos oprimen y roban. Catalanes = malnacidos, independentistas, xenófobos? ¡Échenlos a patadas, envíen el ejército, apliquen el 155, que se vayan?! Tal parece una pelea de chigre que, sin embargo, puede llevarnos a una segunda sesión de los años trágicos.

Seguro que ya está dicho, o lo estará en minutos, y quizás ya sea demasiado tarde. A los que de verdad debemos largar es a estos dirigentes de pacotilla, eso sí, con celeridad. El pueblo español es capaz, inteligente y sabe que la única forma democrática de facturarlos para resolver este gravísimo problema es mediante unas elecciones: generales y autonómicas. La ciudadanía ha de olvidarse de peleas y banderas para, todos a una, recuperar un clima de normalidad y convivencia y, sobre la marcha, exigir, con todas sus fuerzas, que estas se convoquen cuanto antes para no caer en el abismo de la intolerancia y la violencia.

Compartir el artículo

stats