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Pablo González

Análisis

Pablo González

El Barça lo quiere todo

El Barça quiere marcarse un "todo en España pero fuera de España". Y es que el club que preside Josep María Bartomeu -históricamente la entidad blaugrana se ha mostrado muy cercana a las tesis nacionalistas ahora convertidas en proclamas independentistas- tiene la intención de seguir disputando la Liga, la Copa del Rey y, como consecuencia de ello, la Liga de Campeones, siga Cataluña dentro de las fronteras patrias o fuera de ellas. Algo que hace extensible a todas las secciones blaugranas más allá del balompié (baloncesto, balonmano, fútbol-sala, petanca...). Vamos, que el Barça "quiere seguir", en palabras del propio Bartomeu "ganando títulos" en la competiciones españolas. Bajo qué bandera, al presidente le da igual.

Bartomeu mostraba esta predisposición a que en lo deportivo no se mueva una hoja aunque en lo político vuele todo por los aires el jueves, el mismo día en el que los principales bancos de Cataluña anunciaban el traslado de sus sedes a otras latitudes más tranquilas para pánico de muchos. Y lo hacía sólo un par de días después de asegurar que sería el club y sus socios quienes eligiesen en qué competición jugarán en caso de independencia. Algo parece haber cambiado en el Nou Camp en sólo unas horas, pero el Barça es prisionero de sus propios actos y va a tener complicado dar marcha atrás por mucho que se ofrezca a formar parte de esa comisión compuesta por entidades catalanas para "dialogar" con el Estado y buscar una salida.

Da la sensación de que el líder en los despachos del "més que un club" se ha contagiado del divismo que suelen sufrir muchos futbolistas de primera línea, que consideran que ser por quien son están libres de cualquier crítica, pueden caminar un palmo por encima del suelo y que, pase lo que pase, su suculenta nómina no se toca ni para pagar impuestos. Pues a Bartomeu y a los suyos puede que un día no muy lejano les haga una visita la realidad y que les explique que la salida de Cataluña de España conlleva la de todos los equipos, todas las federaciones... Traduciendo: el Barça (también el Espanyol, el Girona...) no tendrían sitio en la Federación Española, y de rebote se quedarían sin su sillón en la Liga que preside Javier Tebas -tachado de ultraderechista en Cataluña. Las reglas, de momento y salvo un cambio fulgurante -algo que no parece que ahora mismo sea posible con la Federación rota tras la detención de Villar-, impiden que el Barça y los demás se conviertan en la nueva Andorra y puedan seguir disputando competiciones españolas.

En el caso del fútbol y del Barcelona la realidad es Tebas. Y éste no se ha cansado de repetir que la independencia conllevaría la expulsión del Barcelona y todos los equipos catalanes -con los que ayer dijo que se reunirá si Cataluña se autoproclama país antes de que acabe la Liga- del estamento y de la competición. Ojo, un estamento que el jueves en su asamblea sacó a relucir sus números. Una pincelada: sólo de derechos de televisión los clubes del fútbol profesional español se repartieron la temporada pasada 1.387 millones de euros. Uno de los trozos más suculentos de este pastel se lo llevan Real Madrid y Barça. El club catalán ingresó por este concepto el año pasado unos 150 millones. De ellos 18,375 millones le "cayeron" por el subcampeonato. No parece que en caso de independencia TV3 pudiera igualar la oferta. Y más a más. No jugar competición nacional supondría que la Liga de Campeones, como los americanos en "Bienvenido Mr. Marshall", pasaría de largo y no pararía ante el Camp Nou. Es decir, todavía menos ingresos, menos impacto en los medios, menos patrocinadores, menos dinero para fichar... Con estos mimbres Bartomeu tendrá difícil cuadrar un presupuesto que ya es de 897 millones de euros (cuatro veces el de Ayuntamientos como Oviedo y Gijón) y que quiere ampliar antes de que concluya su mandato a los 1.000 millones.

Y sin olvidar que la política, al margen de Piqué y sus lágrimas por no poder votar en paz, se ha colado en el seno del vestuario blaugrana. Messi, el jugador franquicia del equipo que entrena Ernesto Valverde, sigue sin dar señales de vida en cuanto a su renovación. Antes de que la olla estuviera a punto de estallar, la disculpa que se daba para que Messi no estampara la firma en su nuevo contrato -posiblemente el último del astro argentino en un equipo de primera línea- era que "La pulga" no tenía muchas ganas de hacerse la foto con Bartomeu después de todo lo sucedido durante el verano con su amigo Neymar. Ahora ya hay voces que afirman que Messi está a la espera porque quiere que se aclare el panorama de la secesión. No lo tiene claro porque nadie mejor que él sabe lo que supondría que su equipo se quedar fuera de la Liga. De mano, descartado para luchar por el Balón de Oro. Y suma y sigue. ¿Podría el Barça seguir pagando su sueldo? ¿Cuántos patrocinadores perdería el jugador? ¿Aguantará Messi jugar en una competición regional?

A todo esto, queda por ver cómo será recibido en las próximas semanas el equipo en los campos españoles. Pero Bartomeu, a lo suyo. Está dispuesto a seguir jugando a puerta cerrada -dicen que no haber suspendido el partido le costó recibir en su móvil unos mil mensajes de independentistas furiosos- como ya hizo ante Las Palmas. Cerrar la puerta sí, no presentarse a jugar, no, que conlleva la pérdida de seis puntos. Para equilibrar, el club quiere homenajear a los contusionados el día del referéndum y "hacer algo especial" en la previa del partido ante el Málaga en Barcelona, día en el que se cumplirán 40 años del regreso de Josep Tarradellas del exilio. Y por supuesto, en el minuto 17.14 (año del cerco de Barcelona durante la Guerra de Sucesión), la grada podrá seguir -como ya es tradición- clamando por la independencia.

Con estos gestos Bartomeu quiere que su equipo siga ganado títulos. Ahora está por ver cuáles, si los de hasta ahora, o la Copa Cataluña convertida en Liga y el trofeo Gamper en Copa de la República. Otra opción pasa por aceptar la invitación, hecha vía Twitter, por la liga rusa para que juegue allí el Barça. En la Premier inglesa hay cola, los escoceses cogieron la vez antes. Pero el Barça lo quiere todo.

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