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Presidente del Proyecto Roble, doctor ingeniero de montes

El reto de una nueva forma de pastoreo

Fórmulas de control del matorral y mejora de pastos contra la lacra del fuego en Asturias

Hace cinco años, poco antes de constituir la asociación Proyecto Roble ?organización que se fundó para crear y ensayar nuevas herramientas de lucha contra los incendios forestales en Asturias? creamos un blog donde comenzamos a exponer nuestras motivaciones, objetivos y justificaciones para emprender aquella iniciativa. La primera página que editamos en aquel blog, la denominamos "lugar de encuentro". Pensamos que acercar las posturas de los dos grupos sociales más enfrentados en este problema, como son ganaderos (extensible a la mayoría de la población rural) y conservacionistas (extensible a la mayoría de la población urbana), era una necesidad de primer orden para comenzar a encauzar la problemática de los incendios.

Los conservacionistas-población urbana deberíamos aceptar y defender una actividad ganadera extensiva, racional y sostenible, ya que contribuye a mantener un mundo rural vivo, es en la actualidad una de las actividades que genera rentas con mayor eficiencia en las áreas desfavorecidas de montaña, abastece de alimentos de calidad ligados al territorio, y proporciona numerosos beneficios ambientales y paisajísticos.

Los ganaderos-población rural, por su parte, deberían entender que aprovechan unos recursos naturales de unos ecosistemas de montaña frágiles, bajo un sistema de pastoreo de base tradicional pero actualmente muy alterado por diversas razones que lo hacen ambientalmente insostenible. Estos ecosistemas, además de proporcionar bienes como el pasto, deben seguir suministrando los múltiples servicios esenciales que les demanda toda la sociedad, por lo que no podemos permitir un mal uso de ellos.

Desde hace bastantes siglos hasta hace escasos 50 años, en las áreas rurales de montaña existía una economía de subsistencia que se desarrollaba de un modo casi autosuficiente, donde prácticamente todo lo que se consumía provenía del campo. Y aunque esto implicaba una presión alta sobre los recursos naturales, se realizaba de un modo más o menos sostenible con un consumo circular que cuidaba de mantener la productividad de aquellos recursos de los que dependían para vivir. El éxodo poblacional de los años 60-70, el establecimiento de una PAC mal adaptada a nuestro territorio, y múltiples cambios socioeconómicos y culturales, constituyen las principales causas que han hecho saltar por los aires aquel modelo de producción sostenible, llevándonos a otro con enormes disfunciones que deberemos corregir, y no solo por el problema con los incendios, sino sencillamente para mantener la ganadería extensiva.

Una de las manifestaciones más visibles de la reducción de aquella presión sobre el medio es la denominada matorralización, que al producirse sobre áreas donde aún se mantiene un aprovechamiento de ganadería extensiva, ahora además notablemente alterado, ha conducido a un progresivo agravamiento del problema de los incendios forestales. Aquella omnipresente fuerza que controlaba el matorral es difícilmente sustituible en la actualidad con las técnicas y medios que empleamos (básicamente desbroces y quemas controladas), por lo que si no incidimos en otros elementos más de fondo, como es abordar importantes reformas de este sistema productivo, esta problemática con sus severas repercusiones ambientales, económicas y sociales, persistirá.

Por tanto, el reto que deberemos abordar pasa por conseguir una nueva forma de pastorear nuestros montes adaptada a las exigencias actuales. Y no creo que sea un problema financiero, ya que por mucho dinero que dedicáramos estoy convencido de que no acertaríamos a corregir el problema. Se trata más bien de ser creativos para idear nuevas herramientas de gestión y aprovechamiento de pastos; de cambios en la actitud de los principales actores que permita establecer un diálogo franco y constructivo que nos defina la dirección hacia donde todos deberemos remar y; cómo no, de un decidido apoyo del Gobierno asturiano que no lo acabamos de ver.

En la asociación Proyecto Roble llevamos varios años trabajando sobre dos pilares que consideramos esenciales. El primero busca encontrar nuevas técnicas que permitan prolongar, o incluso hacer permanente, el efecto de los desbroces y quemas controladas que no va más allá de los 2-4 años. Para ello, ensayamos nuevos sistemas de manejo de ganado menor (cabra y oveja) que posee una gran capacidad de mejora de la calidad de los pastizales, tanto por controlar el matorral como por aumentar la fertilidad de los suelos y el número de especies herbáceas más palatables y nutritivas. Los cambios a introducir se centran en conseguir un pastoreo dirigido (en zonas previamente desbrozadas) y que sea atractivo para los ganaderos (esto es esencial para su éxito), tanto por las mejoras en el manejo y aumento en la protección frente al lobo, perros y robos, como por aportar mayor rentabilidad.

Una segunda técnica de mejora del pastizal que estamos probando, ésta a largo plazo, y basada en el silvopastoralismo, es la progresiva sustitución de los pastizales leñosos donde cohabita el pasto con el matorral, por otros pastizales de tipo nemoral (o bajo arbolado) más estables ecológicamente y que no requieren periódicas intervenciones de control del matorral de alto coste ambiental y económico. El arbolado compite con el matorral permitiendo un sotobosque herbáceo permanentemente accesible al ganado y, además, brindando los beneficios ambientales y económicos del bosque.

El segundo pilar que estamos intentando construir se refiere a la imperiosa necesidad de recuperar estructuras de organización de ganaderos perdidas y adaptarlas a las circunstancias actuales. Si el terreno público es la base para mantener esta actividad, deberemos disponer de órganos vivos de debate donde se decidan las mejores soluciones para todos, transformando la actual lógica del beneficio individual inmediato, a veces incluso con el empleo de diversas formas de fuerza o coacción para dirimir conflictos, por otra que busque el mantenimiento de la calidad del pastizal a medio y largo plazo.

Esta organización de ganaderos comienza a ser una realidad en uno de los ensayos que llevamos a cabo desde la asociación, y está permitiendo movilizar unos medios productivos de origen ganadero no empleados hasta ahora, tanto de maquinaria como de mano de obra, que les supone un esfuerzo perfectamente asumible y hasta deseado según nos comentan muchos de sus integrantes. Pensamos que en este nuevo escenario de colaboración deben comprometerse a colaborar las tres administraciones (nacional, regional y especialmente la local) para complementar con los trabajos no asumibles por los ganaderos en solitario, y conseguir así un modelo viable desde todos los aspectos y, por tanto, fácilmente replicable en toda la región.

En síntesis, intentamos cambiar la fuerza necesaria para controlar el matorral y mejorar los pastos, materializada hoy en día en desbroces y fuego, por otra fuerza más sostenible, eficaz y generadora de riqueza como es la ganadería menor y el arbolado; y por otro lado, la iniciativa de organización y gestión de los pastos públicos pasaría mayoritariamente de la administración a los ganaderos, incrementándose la responsabilidad dentro de este colectivo, lo que contribuirá a que se vayan adoptando unas prácticas más eficientes y sostenibles.

Sin duda quedan más elementos por considerar para ir corrigiendo esta problemática de los incendios en Asturias, entre los que destacaría una ordenación del territorio, con zonificaciones donde se prioricen, se tengan que autorizar o se restrinjan los diferentes usos de acuerdo a necesidades de conservación, socioeconómicas, de vocación productiva, etc.

De todos modos, si somos capaces de sacar adelante los dos pilares tratados, estará hecha la mayor y más compleja parte del trabajo. Para conseguirlo, deberíamos estar todos a la altura: los agentes implicados estableciendo un canal de comunicación eficaz para abordar el problema en toda su extensión, y olvidarnos del intrascendente para solucionar el problema "acotados sí/acotados no"; los grupos políticos sacando esta materia de su lucha electoral, o mejor, firmando un pacto de lucha conjunta contra esta lacra; y el Gobierno-administración, comprometiéndose a desempeñar el papel que le corresponde en las experiencias piloto y promoviendo nuevas experiencias en otras comarcas.

Asturias es una región tremendamente rica para generar pasto público en una cantidad muy superior a la actual, además de una ingente cantidad de bienes ligados a un sector forestal muy reducido respecto a su potencial; disponemos del capital humano mejor preparado de la historia; y existe tecnología suficiente para hacer posible la transición a un nuevo modelo pastoral más sostenible, menos penoso y más rentable. Sólo nos queda mejorar la comunicación.

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