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¿Revulsivo o papel mojado para los bolos?

El alcance de la declaración del deporte autóctono como Bien de Interés Cultural Inmaterial

"¿Val pa algo esi cuentu?". De esta forma tan directa me pedía ayer opinión un aficionado incondicional a la cuatreada en la bolera de Lugones. La pregunta representa a la perfección el escenario de incertidumbre que viven los bolos asturianos con la aprobación por parte del gobierno regional de su declaración como Bien de Interés Cultural Inmaterial. Las dudas que tiene ahora la "familia bolística" es si la medida supondrá un verdadero revulsivo para el único deporte autóctono en sus distintas modalidades o bien es fruto de un intento por tapar la realidad: el drástico recorte de las ayudas regionales a la promoción de los bolos de 42.000 a apenas 15.000 euros anuales desde que la crisis se convirtió en excusa.

Los optimistas ven en la declaración de los bolos como BIC un reconocimiento institucional perseguido durante más de 20 años de la dimensión cultural del que fuera "deporte rey" asturiano durante siglos. Otros más negativos lo ven un gesto de cara a la galería y recuerdan que durante el gobierno de Sergio Marqués ya se reconoció esta vertiente de los bolos con una partida cultural que elevó hasta los siete millones de pesetas las ayudas anuales.

Lo cierto es que de momento lo único que existe es un papel. Lo que queda por ver es si está mojado o no. En resumen, lo que hace falta es aclarar el alcance que el trámite administrativo para la supervivencia de un deporte que en el último lustro vive un retroceso, en gran medida por la paralización de las clases de bolos en los colegios que desde finales de los 90 la federación, entonces presidida por Desiderio Díaz, promovió con colaboración institucional en decenas de colegios.

Todo indica que la declaración como BIC, cuanto menos, permitirá tener una fuerte razón para evitar la demolición de los cientos de boleras, en su gran mayoría inactivas, que existen en la región. Sin embargo, no se aclara o no se quiere aclarar si el reconocimiento llevará consigo un refuerzo de los fondos destinados a la promoción. El director general de Deportes, José Ramón Tuero, ya señaló en su día que, al menos a priori, la declaración no supondrá ningún añadido en forma de fondos para la promoción.

Mientras tanto, los bolos parecen cada día más cerca de entrar en la UVI. Sólo la labor desinteresada de algunas peñas hace que apenas una treintena niños participen regularmente en los torneos oficiales. Los colegios de los que salieron varios de los campeones actuales ven como la hierba se apodera de los castros por falta de alguien que ponga los medios para dar a conocer el único deporte que lleva sello asturiano. Al mismo tiempo, se dedican inversiones multimillonarias a deportes masificados.

En las boleras regentadas por las peñas se echa en falta el respaldo institucional de otras épocas o el que existe en otras regiones como la cántabra, de cuyo modelo estamos a años luz y cada vez más lejos por el tiempo perdido. Por tanto, existe cierta unanimidad en que dependerá de la implicación del propio Principado de Asturias, que "esi cuentu" del BIC pase a la historia como el revulsivo que los bolos necesitan o un simple papel mojado.

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