La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

andres montes

Un octubre que no acaba de pasar

Incertidumbre política y la amenaza de una fractura irrecuperable

El independentismo ya tiene otro año para añadir al imaginario de sus desencuentros con la historia. 1714, 1934 y ahora 2017 son los hitos de un fracaso que ayer, con una contundencia que no esperaban, comenzó a fraguarse con el anuncio de que al Govern de Puigdemont le quedan pocas jornadas.

La semana redondeará algunas fechas para sumar a un octubre oscurecido desde el primer día por una incertidumbre política de proporciones que sólo recuerdan quienes vivieron la Transición ya metidos en la edad de la razón. En Barcelona resonó ayer el grito de "No pasarán", en el que algunos pueden encontrar ecos épicos pero que remite a un drama histórico. Es impredecible a dónde pueden llevar los últimos coletazos de un soberanismo iluminado, pero todo apunta a una fractura que quizá ya no se recomponga con una simple reforma del modelo territorial de la Carta Magna. Con todo lo visto y escuchado resulta impensable que el proceso catalán decaiga con sólo pasar, antes o después, por las urnas auténticas.

Desde ayer sabemos que 2018 será año electoral en Cataluña y es probable que también en España. Hay una creciente coincidencia en dar por terminada la legislatura una vez que los nacionalistas vascos consideran rotos todos los puentes con el Gobierno del PP por su intervención en Cataluña. Y produce vértigo pensar que hace apenas un año estábamos sumidos en el marasmo institucional y al borde de unas terceras elecciones por la frustrada investidura del hoy presidente del Gobierno.

Mariano Rajoy se esforzaba ayer en tranquilizar a la ciudadanía con un "todo se arreglará". La confianza es escasa después de su inútil insistencia en que en Cataluña no habría urnas el 1 de octubre.

Compartir el artículo

stats