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Sol y sombra

Demasiado movimiento

El ejercicio físico es saludable pero, como ocurre con tantas otras cosas en la vida, puede que esté algo sobrevalorado. El poeta Adam Zagajewski decía en el Campoamor el viernes pasado que la marcha nórdica es moda, pero no, en cambio, detenerse en medio de un prado y reflexionar. Sólo nos alertan de que es nociva para el organismo la falta de movimiento, nadie lo hace sobre los riesgos de no pensar. El mensaje extendido y amplificado que nos anima constantemente a estar en forma es insuficiente, se preocupa del cuerpo y casi nada de la mente. "La reflexión es peligrosa para la salud", ironizaba el autor polaco premio "Princesa" de las Letras, "hay que correr todo el tiempo, escapar de uno mismo". Por eso el mundo, aparentemente vigoroso de aspecto, está tan debilitado de razón.

Pararse a pensar no significa estar quieto. Si el conseller Turull se detuviera por un segundo a meditar sus palabras no acusaría alegremente al Gobierno central de situarse "fuera de la ley" por aplicar el artículo 155 en una comunidad autónoma cuyos dirigentes, entre los que él mismo se encuentra, se han rebelado contra el Estado vulnerando reiteradamente la Constitución, convocando un referéndum ilegal y desoyendo a los jueces. Ni la alcaldesa de Barcelona y los cabecillas de Podemos insistirían en llamar presos políticos a los activistas que una jueza de la Audiencia Nacional ha ordenado encarcelar, acusados de sedición por impedir registros judiciales de manera intimidatoria y hostil. Hasta tal punto que uno de ellos, antes de dictarse la orden de prisión provisional, ya lo tenía asumido al dejar un vídeo grabado.

Los que sostienen que con las medidas constitucionales para restablecer y garantizar la convivencia, algo que no resultará fácil, el pacto democrático entre la Generalitat y el Gobierno español ha quedado roto podían haberse parado a pensar quiénes y por qué motivos decidieron asomarse al precipicio y truncar la armonía.

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