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Eduardo Lagar

El "Rambo" que huyó tras matar a su hermano en Tineo

Eduardo Lagar

La selva humana espera a Tomasín

La fobia social lo llevó al monte y ahora se verá si la sociedad propicia su reinserción

El problema de Tomasín siempre fuimos nosotros. Él lo confesó en el proceso por la muerte de su hermano. Se apartó de "los humanos" porque nos veía "maliciosos y vagos". Un día, sobre los 15 años, la aparición de unos tics nerviosos le llevó a descubrir que, después de unos tragos, cesaba el nervio y la timidez y podía ya relacionarse con sus congéneres. Entonces empezó un largo noviazgo con el alcohol para frenar su enfermedad: "Padezco de la vergüenza", decía.

Huyendo de nosotros y de su vergüenza, huyendo de los chavales que se mofaban de él en las noches de copas y le hacían rodar cuesta abajo dentro de la caja de una nevera, acabó refugiado en la naturaleza, convertido en el fantasma de la sierra de Tineo, escuchando voces que, según él, alguien había puesto en su cabeza para entretenerlo. Huyó al corazón del bosque para no tener que encontrarse con tanto humano suelto. Hasta que un mal día chocó con el humano que, en principio, más debería parecerse a él: su hermano. Discutieron y lo mató. Entonces la civilización tuvo que ir a buscarlo y, tras una larga escapada, lo depositó en la cárcel, el primer lugar donde Tomasín comía caliente bajo techo y orden después de décadas. Acaso descubrió allí una nueva libertad. No quería salir.

Pero el bosque seguía esperándolo y ayer, al salir de la cárcel, volvió a tirarse al monte. Tomó el único camino que sabía recorrer por sí mismo. ¿Bajará del monte algún día? ¿Volverá a confiar en nosotros? ¿Habrá aprendido en todos estos años de prisión a relacionarse con la naturaleza humana? ¿Habrá aprendido a manejarse en la selva de engaños que cada día tejemos los humanos maliciosos y vagos? ¿Sabrá enfrentarse a la escalofriante espesura de nuestra sociedad? Un día, nosotros, los humanos, vitoreamos al hombre que mató a su hermano. ¿Y ahora, cumplido el castigo, le ayudaremos para que vuelva a vivir entre nosotros o dejaremos que, acaso esta vez para siempre, el bosque se trague al héroe que hicimos?

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