La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Tomasín y el buen salvaje

Cuesta trabajo pensar que el retorno de Tomasín al monte suponga la recreación contemporánea de la crónica del buen salvaje. Tomás Rodríguez, el "Rambo de Tineo", deja la prisión tras seis años de cautiverio por liquidar a su hermano. El periodismo ayudó a convertir a un asesino en héroe que, después de todo, ya ha purgado sus culpas y cuya sanación social pasa por reintegrase en la sociedad, no por echarse a dormir cada día en el colchón de hoja seca del bosque o en un chamizo destartalado que más que cabaña parece cuadra.

Tomasín es el trasunto de una Asturias rural que ha quebrado, que arde por los cuatro costados, envejecida como un roble seco y convertida en humo y pavesa, sin paisanos que actúen, como ocurrió durante siglos, de cortafuegos. Una Asturias de malas hierbas que invocan a la yesca; donde mana con razón la mala leche, porque sin tetas de vaca no hay paraíso.

Cuando lo ingresaron en prisión, los psiquiatras aventuraron que Tomasín no debería tener problemas para adaptarse a su nueva vida en la cárcel, que incluso podría serle beneficiosa, al romper el aislamiento que el personaje montuno se había autoimpuesto, empujado a la parte sombría de la naturaleza por su fobia social. Es dudoso que permanecer unos años entre rejas conduzca a la adaptación de un inadaptado que disfruta gozoso de permanecer apartado de la civilización.

Habrá que seguir de cerca las próximas andanzas de Tomasín, protagonista inesperado de un libro de la selva a la asturiana, un Robinson a su pesar, un maquis que no elude ya a la Guardia Civil, sino que busca refugio en el bosque para dar cuartelillo a sus fantasmas.

Compartir el artículo

stats