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Sol y sombra

¿Todo fue un sueño?

Forcadell se rila e invoca el simbolismo para evitar ir a la cárcel

Carme Forcadell, la presidenta del Parlament, que a punto estuvo de convertirse en la Agustina de Reus por causa del procés, se ha desmarcado de la independencia unilateral y ha confesado que todo ello no era más que una "declaración simbólica". Por esa razón, podrá eludir la cárcel bajo pago de una fianza mucho más modesta que la de Ignacio González, acusado de trincar no de atentar contra la unidad de España.

Es decir, por un arrebato de simbolismo, una broma gestual, eso sí de incalculables daños económicos y sociales para Cataluña y el resto del país, se ha armado la que se ha armado. Fuga de empresas todos los días, sabotajes en carreteras y estaciones de tren a cargo de los antisistema, y una sociedad dividida. Tenemos un payaso en Bruselas, desprestigiando a las instituciones democráticas españolas, que se hace pasar por presidente de un gobierno imaginario en el exilio. Y a los nacionalistas flamencos de ultraderecha pidiendo el reconocimiento de una república que no existe, fruto de la pulsión simbólica de un grupo de políticos más sonados que las maracas de Machín. Pero que, llegado el momento, como Forcadell, se rilan y dejan de emitir el graznido sonoro de las grullas porque les conviene.

El problema es que hoy niegan una cosa y mañana se reafirman en ella. Acatan la Constitución y vuelven a desacatarla. Por eso, se pedía la prisión incondicional, para evitar que después de decir que todo fue producto del sueño de una noche de verano, vuelvan de nuevo a delinquir. Por ese mismo motivo, la juez Lamela, de la Audiencia Nacional, cree que no se puede dejar libre a quienes mañana mismo estarían dispuestos a volver a las andadas. Entiéndalo bien, de manera simbólica.

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