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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

No puedorr, no puedorr

Uno trata estoicamente de soportar la emisión televisada de los plenos municipales de Gijón pero "no puedorr, no puedorr", que esas sesiones maratonianas de horas y horas se hacen más pesadas que el cuñado de Rocky. Que son más aburridas que la prórroga de un Malta-Chipre.

"No puedorr, no puedorr" pecador de la pradera de mí, con esos concejales a los que apenas se les ha escuchado una palabra, que parece que trabajan menos que el sastre de Tarzán. Ni con otros a los que van a reprobar y les da de pronto "una pupita en el diodeno", por la gloria de mi madre, que no te digo trigor por no llamarte Rodrigo.

Falta ironía y gracejo en las intervenciones de sus señorías. Se echa en falta a un Rufián o a un Carlos Rubiera, aquel edil sonoro de las "guarreridas españolas", que se sentaba en la taza del váter y le salía una muñeira, aunque habría que recordar que su política cultural tenía más peligro que un Grenlim comulgando en la misa del gallo, o que Zubizarreta a la salida de un córner.

No sean ustedes tan serios, señoras y señores concejales, pónganle unas gotas de humor a sus discursos circunspectos, o habrá que llamar a la "Meretérita". Y la próxima vez que vayan a soltar un exabrupto, cuenten antes hasta tres. Es muy sencillo, se toma aire y se repite mentalmente: "A guán, a peich y agromenáuer".

Nadie sabe qué significa la palabra más célebre de las que inventó Chiquito de la Calzada, a quien en homenaje póstumo van dedicadas estas líneas, pero no hay Pleno del Ayuntamiento de Gijón que no resulte un fistro. Por lo demás, hasta luego, Chiquito, de parte de este admirador. Y de un tal Lucas.

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