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Clave de sol

A vueltas con el bable

De lo entrañable a la politización

Pronto hará medio siglo de aquellos viejos tiempos de los "Amigos del Bable" con sus elementales discos y el impulso entusiasta de José León Delestal, Pedro Mario Herrero, Emilio Alarcos, Manolo Pilares y Lorenzo Novo Mier para empezar. Aquellos afanes no abrigaban otro objetivo que el de proteger un entrañable legado de la cultura popular astur que era también preciso divulgar y hacerlo aparte de cualquier interés político.

Proyectos que fueron conseguidos unos, dificultados otros, aplazados los demás, bien apoyados siempre por quienes éramos jóvenes periodistas en las publicaciones asturianas de aquel tiempo. Bables por lo general espontáneos del habla popular, diversos desde antaño, de Oriente, de Occidente, de la montaña y de la costa, de origen campesino, industrial o vaqueiro.

A veces dulcemente defectivos, pero siempre expresivos y poniendo el acento en el costumbrismo, la tradición y aún la lírica, el folklore y el humor. Empeño al que se sumaron otros nombres destacados del momento, como por ejemplo el doctor Antonio García Oliveros, "Ago", con sus deliciosos "Cuentiquinos del escañu" y su "Melecina casera".

Y desde el punto de vista más académico, los trabajos de Josefina Martínez, Modesto Cobas, Ignacio Gracia Noriega o Gustavo Bueno, dicho sea sin pretensiones exhaustivas. Todos ellos recogían el testigo de los antiguos expertos bablistas, literatos, músicos, poetas e investigadores. Sin olvidar otras iniciativas divulgadoras como en la revista "Asturias Semanal".

No es mi propósito contar toda la historia de los empeños posteriores en esta línea, pero sin duda los acontecimientos históricos contribuyeron a modificar los planteamientos iniciales de los que llamaríamos padres fundadores a que he aludido. Los nuevos Amigos de los Bables de 1988, la Academia, la tarea del RIDEA en esa línea, la Enciclopedia Asturiana, los diccionarios y otras iniciativas semejantes son del todo estimables en el ámbito cultural.

Mucho más discutibles, entiendo, serían los reiterados intentos de oficializar un bable, necesariamente sincrético e intencionadamente obligatorio como segundo idioma (?). Un capricho carísimo e innecesario que no va en beneficio del verdadero asturianismo, además de un intento de normalización forzada de corte nacionalista y, por lo mismo, político.

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