Hace unos 28.000 años desapareció el Homo Neanderthalensis, que fue sapiens hasta que le quitaron el prefijo y, aunque muchos creemos que los actuales Homo Sapiens nos conocimos e incluso nos cruzamos con los Neanderthales, el asunto sigue en pié entre la comunidad científica.
Y, ¿a qué viene esto? Pues viene a que en algún momento dado, al parecer mucho antes de esos 28.000 años, y según la leyenda, el Sumo Hacedor expulsó del Paraíso Terrenal, que no era Asturias, a una pareja por comerse una manzana sin denominación de origen y los mandó literalmente a buscarse la vida "con el sudor de su frente".
Y parece ser que así fue. Con el sudor de su frente comenzaron a explotar los recursos que la Tierra les ofrecía. Y muchos, muchos años después, de entre esos recursos y bajo el suelo de Asturias, apareció una piedra negra que ardía y daba calor, era el carbón.
Después, muchísimos años después, los descendientes de aquella pareja que se comió la manzana sin denominación de origen, estudiaron los recursos de la Tierra y descubrieron que había más, muchos más recursos no solo bajo el suelo, sino sobre el suelo. Pura Geología.
Y estudiando, se dieron cuenta que bajo la superficie había minerales y metales preciosos, y sobre la superficie del planeta había aire y sol, y que todos ellos daban riqueza y calor, fuente de la vida.
Fue en el año de 1752 cuando Benjamin Franklin evidencia la electricidad con su experimento de la cometa y los rayos. En poco tiempo, la electricidad había de dar luz y calor. Al fin y al cabo energía. Poder.
Hoy, año 2017 del siglo XXI, con unos 7.000 millones de habitantes en nuestro planeta, resulta que la electricidad es una fuente de contaminación ambiental. Se preguntarán: ¿cómo es posible?
Muy sencillo. Refiriéndonos a las fuentes de energía eléctrica tradicionales en España, conforme con el informe en tiempo real de Red Eléctrica Española, el viernes, 17 de noviembre de 2017, a las 22,00 horas y en plena "pertinaz sequía", esta es la situación:
- Centrales térmicas de carbón: generación, 22%. Emisión de CO2, 7.331 t/h. Carbón importado en alto porcentaje.
- Ciclo Combinado: generación, 33,3 %. Emisión de CO2, 4.356 t/h. Gas natural importado.
- Cogeneración: Generación, 11,3 %. Dependiente del gas natural y/o petróleo importado. Emisiones de CO2, variables.
- Eólica: Generación, 11,3 %. Dependiente del viento. No emisiones. Impacto visual y sonoro. Impacto sobre las aves.
- Hidráulica: Generación, 6,1 %. No emisiones. Dependiente puntual de la "pertinaz sequía". Impacto relativo sobre los ríos. Produce electricidad, abastece de agua para el consumo y contribuye al regadío.
- Solar Térmica / Fotovoltaica: Generación, 0,1 %. Dependiente del Sol. No emisiones. Impacto visual y concentración de calor atmosférico en su entorno.
- Nuclear: Generación, 14,5 %. No emisiones. Impacto visual y problemas de residuos.
En resumen, el total de generación eléctrica se concreta a la fecha en:
Energía contaminante por emisiones de CO2: 66,6 %.
Energía no contaminante por emisiones de CO2: 32,00 %, del que un 20,5% es de origen nuclear.
En España, y en Asturias en particular, sería de locos prescindir de las plantas de carbón o combinadas antes de que nos obliguen a ello en 2030, por mucho que no se haya firmado el último acuerdo de la reciente Cumbre de Bonn, donde, qué curioso, tampoco han firmado Alemania y Polonia.
Por otra parte, y una vez desaparecida la "pertinaz sequía", que desaparecerá, la hidráulica llegaría a alcanzar del 15% al 20 % del total de generación, y la nuclear ha llegado ya en algún momento a superar el 25 % del total de generación. Y ninguna de estas fuentes de energía necesita importación de materia prima. La eólica y la solar, y sus variantes, dependen de lo que dependen, y no hay más.
Finalmente: ¿alguien se acuerda del gas de pizarra o esquisto? ¿Alguien se acuerda del "fracking" o fracturación hidráulica para obtener gas natural? Ni siquiera nos hemos molestado en averiguar si lo tenemos y así intentar paliar nuestras dependencias externas y conservar y abaratar la generación tradicional, con permiso de Bruselas.
España es un país hidráulico por excelencia, por mucho que se quiera demonizar la palabra presa, y las nucleares no tienen ninguna razón para explotar. El asunto de los residuos es cuestión de geología y de técnica, como también lo son las emisiones de nuestras térmicas. Lo que sobran son intereses partidistas.