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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Un ejemplo de vida

Lección inolvidable tras un partido de fútbol entre dos equipos de niños de 4 años

Dicen que las lecciones tempranas son las que más tiempo permanecen en la memoria. Nadie, salvo en situaciones extremas, pierde la noción de leer y de sumar, ni olvida el nombre de los padres y los hermanos. Los más pequeños futbolistas de La Asunción y el Gijón Industrial, críos de apenas 4 años, recibieron días atrás una lección inolvidable que del terreno deportivo podrán trasladar en el futuro a lo cotidiano. Los chicos del Gijón Industrial llegaron con lo justo al partido. A las primeras de cambio, el porterillo se sintió indispuesto y tuvo que abandonar el encuentro, entre sollozos. El partido no podía disputarse, según las normas de la competición, pero el conjunto visitante decidió prestar jugadores al contrario para que el reto se celebrase.

Lo de menos es quién ganó, lo importante es el consejo aprendido: no hay que vencer a toda costa, hay que competir, pues de la competencia en igualdad de condiciones emergen el crecimiento y la motivación, motores de cualquier actividad creativa. Se trata de una lección de vida, de una enseñanza perdurable por elevación. Lo esencial del deporte, de la educación física, es el disfrute, el compañerismo, el tejido de lazos. Algunos de los momentos más memorables de nuestra infancia están ligados a una época lejana en que, en pantalones cortos y con el primer balón de reglamento, en el estadio ficticio de la era, disputábamos partidos que duraban horas, sin reglas ni marcador. Muchos de mi generación, niños de los estertores del franquismo, aprendimos el significado de la palabra libertad en aquel portero.

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