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andres montes

Puigdemont vuela solo

Los efectos de la candidatura del expresidente catalán

La candidatura que Puigdemont lidera ante las elecciones del 21 de diciembre tiene ya todos los ingredientes de un proyecto personalista. El expresidente vuela solo, sin la rémora de las siglas del que todavía se supone su partido, el PDeCAT, que ni siquiera tendrá presencia en las papeletas de los comicios. Lo que parecía una fórmula para intentar que no se consume la debacle electoral que las encuestas vaticinan a los antiguos convergentes, toma ya un formato unipersonal del que Puigdemont, rodeado del que fuera su equipo de confianza en la Generalitat, es el único dueño. Él confeccionó la lista -en la que el PDeCAT tiene una presencia marginal, aunque ingresará las subvenciones electorales- y de él es el único discurso, reducido a la mensajería digital. Su actividad complica la salida de la cárcel de algunos de sus antiguos consejeros, como Turull y Rull, miembros de su candidatura, que tienen difícil convencer a un juez de que acatan el artículo 155 de la Constitución mientras sigan apareciendo en la foto del que se autoproclama como Gobierno legítimo, en la que la pierna solitaria de Santi Vila se iguala con el brazo incorrupto de Santa Teresa.

Ese Puigdemont devenido en líder súbito, que nunca sobresalió por su inteligencia política y cuya vulnerabilidad extrema a la presión de las redes es síntoma de su poca firmeza de criterio, cierra ahora un posible repliegue del PDeCAT hacia posiciones moderadas, una de las vías que contribuiría a romper el ensimismamiento político del catalanismo.

La irrupción de su candidatura complica además los pronósticos. Los sondeos reciben con alborozo la "lista del president" y algunas encuestas la ubican ya a la par con ERC, lo que puede arruinar los planes de Esquerra de tejer complicidades con los "comunes" de Colau. Un escenario muy abierto en el que Puigdemont va por libre, al menos mientras siga en Bruselas.

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