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Vicente Montes

Esfuerzo ¿inútil?

Decenas de funcionarios han empleado horas de trabajo, con su consiguiente coste, para elaborar los nueve tomos de los presupuestos regionales para 2018. Pero ese documento, al que todos reconocen como el más trascendente que puede elaborar un gobierno a lo largo de un año, puede terminar en el cubo de la basura, en trabajo baldío, en gasto de papel, energías, fondos, tiempo, ríos de tinta y horas de declaraciones cruzadas. ¿Para qué?

Los Presupuestos son el eje fundamental de la acción política. Ya saben: "Lo que no está en los Presupuestos no existe". Dan igual las promesas y las intenciones si no se plasman en una partida económica con un grado de ejecución completo al finalizar el año. Sin embargo, de forma habitual y en todos los ámbitos, los debates sobre la aprobación de las cuentas son en sí un trampantojo, porque en realidad se habla de otras cosas, de cuestiones que afectan a la vida interna de las organizaciones más allá del contenido real de las cuentas, ose discute por partidas que muchas veces terminan por resultar anecdóticas pero otorgan victorias pírricas.

Veremos en esta recta final que afrontan las cuentas asturianas si la izquierda es capaz de encontrar puntos en común, caballo al que, por ahora, no les recomendaría apostar. Tampoco entren en pánico: Asturias no sufrirá en un cataclismo si no hay presupuesto, como bien sabe el Gobierno, al que no asusta una prórroga.

Lo que sí parece constatarse es que la fragmentación parlamentaria, lejos de acabar enriqueciendo el resultado de la actividad política la ha bloqueado. Dos no discuten si uno no quiere, pero dos no acuerdan si ninguno lo persigue.

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