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Vicente Montes

Apuntes De Mecánica Política

Vicente Montes

El camino hacia las autonómicas, entre incertidumbres salvo para el PP

Todos los partidos a excepción de los populares, que tienen clara su apuesta por Mercedes Fernández, mantienen la incógnita de sus candidatos

Aunque aún queda año y medio para la próxima cita electoral, todos los partidos a excepción de los populares mantienen en quinielas la designación de su candidato o candidata autonómicos, bien a expensas de primarias o de procesos internos aún por resolver. El 9 de junio de 2019 confluirán los comicios municipales y europeos, así como los autonómicos en 14 comunidades, incluida Asturias. Y a falta de los meses únicamente el Partido Popular tiene más despejado el camino, con el objetivo, marcado por Rajoy, de que a lo largo del próximo año se determine ya quién encabezará las listas.

Casi nadie en el Partido Popular duda de que Mercedes Fernández optará a la presidencia del Principado, aunque no faltan quienes defenderían un relevo, si bien su posición es ahora muy minoritaria después de que Fernández asentase una hegemonía sin discusión en el PP. Arrasado el núcleo díscolo de Avilés (Joaquín Aréstegui y Carmen Rodríguez Maniega han desaparecido de la escena pública), acallado el de Gijón, con las resistencias en Oviedo mudas por el peso del juzgado de Lugo, y con los cargos críticos ajenos a cualquier movimiento a la contra, Mercedes Fernández se ha tomado en serio el objetivo de cambiar el ciclo político en Asturias. Buena muestra de ello es la campaña "Los miércoles, carretera", que la lleva a recorrer los concejos asturianos: el plan es tener allanado camino ante las elecciones y no dar la impresión de que los políticos sólo se acuerdan del territorio cuando toca pedir el voto.

Sin embargo, las incertidumbres que planean sobre los objetivos de Fernández están más en otros sitios que en su partido. Salvo sorpresas (siempre caben) ella será la aspirante a presidenta del Principado, pero la estructura del voto en Asturias complica conseguir el objetivo. El centro-derecha logrará gobernar en el Principado si se producen dos condiciones: ser el partido más votado y, aun sin mantener con ello una mayoría absoluta, que la división de la izquierda impida cualquier alianza estable de gobierno de coalición.

La fragmentación de una izquierda incapaz siquiera hasta el momento de consensuar unos presupuestos autonómicos es evidente; pero también lo es la división del centro derecha. No hay puentes tendidos entre Foro y el PP para reeditar la pasada coalición electoral de las generales, y Ciudadanos, con una perspectiva electoral al alza, continúa siendo un misterio en su estrategia de ser fiel de la balanza de la mayoría.

En Foro Asturias queda mucho por dilucidar. Aunque Cristina Coto sostiene que tiene opciones estatutarias para repetir, otros reclaman un cambio con el salto de la alcaldesa gijonesa Carmen Moriyón a la arena autonómica. Por medio deberá decidirse si se produce un relevo en la dirección del partido, si Moriyón (quien en estos meses se ha dejado ver mucho más por los municipios y ha dejado atrás aquella intención de abandonar la actividad política al cumplir los ocho años como alcaldesa) se convierte en la opción más rentable electoralmente para un Foro Asturias que decidiese acudir a las elecciones en solitario y, aún más arriesgado, si se utiliza a la gijonesa como arma estratégica para plantear que una coalición PP-Foro sólo sería posible si ella es la candidata.

La llamada hipótesis Moriyón, la de que ella sea el cartel de Foro para arrastrar a sus votantes de Gijón y plantarla ante el PP como la única posible candidata de la coalición de centro-derecha para ganar al PSOE, sigue estando sobre la mesa y los populares lo saben. Y en ningún caso parecen dispuestos a permitir que se impongan condiciones que desbanquen a Mercedes Fernández, quien afirma contar con el pleno respaldo de Mariano Rajoy y Dolores de Cospedal para 2019.

En tanto se dilucida esa alianza, en algunos municipios el PP ha iniciado contactos con los foristas a fin de atraerlos de vuelta al partido, una operación de riesgo siempre porque siguen abiertas las heridas de la fractura con el partido que lideró Álvarez-Cascos.

En Ciudadanos cobra fuerza la tesis de que el candidato sea el diputado en el congreso Ignacio Prendes, quien tendría que abandonar su escaño en Madrid pero que podría aprovechar la ola ascendente del partido naranja tras la crisis catalana.

Y la incertidumbre sigue en el resto de partidos. Izquierda Unida tiene aún muchas incógnitas que despejar de aquí a las autonómicas de 2019. La primera si la dirección federal pretenderá de nuevo imponer la búsqueda de una candidatura conjunta con Podemos. La experiencia de Unidos Podemos se ve desde Asturias como catastrófica: ha diluido la imagen nacional de IU y, encima, la ha embarcado en un serio problema económico. El acuerdo alcanzado entre las familias de Izquierda Unida de Asturias esta misma semana coloca a la organización asturiana en una mayoría contraria a cualquier alianza con Podemos que implique pérdida de identidad. Las cosas pueden ponerse feas porque IU de Asturias hará valer jurídica, estatutariamente y democráticamente su criterio. La sombra de una ruptura con la federal no se ha esfumado aún.

Pero aparte de esa cuestión, la continuidad como candidato de Gaspar Llamazares no está clara. Él mismo ha flirteado con la posibilidad de lanzarse a la política nacional con la plataforma "Actúa", que ha registrado como partido político junto con Baltasar Garzón o Cristina Almeida, entre otros, y eso ya le ha costado algún disgusto interno. Al tiempo, la organización es consciente que, con todo, Llamazares es un importante activo electoral y más en tiempos en los que todo se percibe cuesta abajo.

Las posibilidades de alianza entre IU y Podemos en Asturias también están rotas por la otra parte. Podemos Asturies ha mantenido una total desconexión con las estrategias del partido que marca la dirección nacional, lo cual tiene su parte positiva, pero también negativa. Las relaciones del actual secretario general Daniel Ripa, con la dirección de Pablo Iglesias no han sido buenas nunca, pero tampoco parece que Madrid quiera aprovechar el proceso interno en el que se encuentra inmerso Podemos para intervenir.

La batalla a tres entre los de Daniel Ripa, Héctor Piernavieja y los anticapitalistas tiene más lecturas regionales que otra cosa (fíjense en la posición de las eurodiputadas), y aunque Ripa parte con la ventaja del apoyo de las principales candidaturas municipales, la división demuestra que hay visiones bien diferenciadas en el seno de Podemos, que hasta ahora siempre ha resultado bastante opaco a mostrar sus disensiones. La victoria de Ripa haría prever que Emilio León vuelva a ser el candidato, pero también todo habrá que ponerlo a remojo hasta que no se dilucide con qué estrategia afronta el partido el periodo posterior a su proceso interno.

Y en el PSOE, por último, habrá que esperar probablemente a finales de 2018 y quizás comienzos del mismo 2019 hasta que celebre sus primarias para elegir la candidatura autonómica. Terminados los congresos locales y repartido el equilibrio de fuerzas, los críticos con el sanchismo no parecen dispuestos a dejar de remarcar su diferencia e incluso no descartan que acabe por establecerse un espacio de entendimiento entre familias a medio plazo. Pero por ahora algunas posiciones de la dirección federal, en especial la referida al futuro de las térmicas, siguen marcando una severa diferencia en el socialismo asturiano.

El consejero Fernando Lastra juega a la ambigüedad de postularse como posible candidato a las primarias frente a quien determinen los de Barbón, pero lo cierto es que su hipotética candidatura la han lanzado más las críticas recibidas, en especial las de Adriana Lastra. Hasta ahora era una hipótesis pero ahora no se esconden los que ya definen al consejero como su candidato. La dirección regional de la FSA no quiere aún abrir el melón del debate, aunque era conocida la propuesta de que el alcalde de San Martín, Enrique Fernández, fuese el cartel electoral. Aún es pronto para hacer apuestas, incluso para descartar un posible acuerdo final, aunque para ello habrían de enterrarse algunas enemistades internas que ya son intestinas.

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