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Ingeniero de minas, fue gestor de políticas de la energía en la Comisión Europea

Los desafíos de la descarbonización

La central termoeléctrica de Iberdrola en Lada tiene que contribuir a los objetivos de la política energética de España

El profesor de economía aplicada de la Universidad de Oviedo, Manuel Hernández Muñiz, publicó el 30 de noviembre un artículo titulado "Razones para achatarrar Lada ya", en el que propone además una "conversación civilizada" sobre el fin del carbón. Es una proposición interesante que invita a participar.

Lo primero que me sorprendió en estos últimos días es el hecho de que Iganacio Sánchez Galán haya anunciado el cierre de las centrales de carbón de Lada y Velilla justo la víspera de la Cumbre sobre el clima de Bonn (COP 23).Me pareció puro "marketing" dado que desde hace tiempo el presidente de Iberdrola está en todas las "Alianzas sobre el clima" que escriben al Secretario General de la ONU, al Comisario Europeo del Clima y es un gran abanderado del proceso descarbonizador. Pero lo llamativo es que este mismo presidente decía hace pocos años que si se eliminara en España la generación con renovables y se dejara solo la convencional, el precio de la electricidad disminuiría sensiblemente.

¿Qué pudo haber pasado? En mi opinión, que detrás de esta apetencia renovable hay un buen negocio para esos grandes fondos soberanos, fondos de pensiones y otros que necesitan invertir en sectores muy seguros y el eléctrico lo es porque los costes se transfieren siempre al gran olvidado que es el consumidor. Es llamativo por ejemplo que los fondos soberanos noruegos procedentes de la renta del petróleo inviertan ahora en renovables y también que cuando España subasta nuevas capacidades renovables, la demanda sea muy superior a la oferta. Es loable que el presidente de una empresa quiera presentar una buena cuenta de resultados, pero ello debe ser sin castiguar a los consumidores o poner en riesgo sectores industriales electrointensivos, como es el caso de Asturias.

Llegados a este punto, tengo que decir que soy firme defensor del progreso tecnológico y del cambio que conlleva la generación renovable, pero su introducción debe hacerse recorriendo las curvas de aprendizaje, con criterios de mercado y sin que penalicen ni al consumidor ni al contribuyente. En este tema estoy totalmente de acuerdo con la postura que sobre la "Transición energética" mantiene el Consejero de Industria, Empleo y Turismo, Don Isaac Pola , que expresó en el artículo publicado el domingo 19 de noviembre en este periódico.

Mercado marginalista

Entrando en el tema de la central termoeléctrica de Lada, los planteamientos que hace el profesor Hernández Muñiz, deberían analizarse a la luz de la política energética y muy particularmente del funcionamiento del mercado eléctrico. Como es sabido este mercado es marginalista y para establecer el precio de casación es fundamental el "spark spread" entre la generación con carbón y con gas. La generación con carbón frena los precios de la generación con gas, como puede comprobarse analizando los boletines de Red Eléctrica. Las subidas de precios que sufrimos a principios de 2017, cuando escaseaba la generación renovable, se debieron a que todas las centrales de carbón funcionaban y el precio lo marcaba las de gas. Como el mercado de este combustible es muy inmaduro y aun no hay en España un "hub" donde se negocie con suficiente liquidez, los precios se descontrolaron.

¿Qué pasaría si desapareciera el carbón en la generación eléctrica? Pues que la factura doméstica e industrial subirían y por eso es loable que el Gobierno de Asturias y el Gobierno de Madrid estén de acuerdo en que las centrales térmicas de carbón que estaban inscritas en el "Plan nacional de reducción de emisiones de las grandes instalaciones de combustión" continúen en servicio dentro del contexto de la transición energética.

No me voy a extender en la afirmación del profesor de que la generación eléctrica de Lada es una "oferta residual, testimonial". Solo apunto que la generación eléctrica con carbón en España acumulada a octubre de 2017 fue de 33.785 Gwh y la generación solar de 12.023 GWh. Debe tenerse en cuenta que la primera tiene que funcionar como "respaldo" de la renovable y que la segunda se despacha en su totalidad. En cuanto al coste de una y otra, la generada con carbón es del orden de 5 veces inferior a la solar (me refiero a la que se instaló con generosas primas). Y si hablamos de emisiones de CO2, por favor, el total de emisiones de España todo incluido, es del orden del 1 por 100 del mundial y la de Lada puede ser del orden de la millonésima parte. Es preciso valorar las cifras y los que llevamos varios años en estos sectores no podemos aceptar que se nos diga que el motivo del cierre de las centrales térmicas en España sea la lucha contra el cambio climático.

El precio futuro del CO2

En lo que se refiere a la central de Lada, no debe mezclarse el debate de su continuidad con la del carbón autóctono. Esta central hace muchos años que no quema carbón asturiano e incluso presentó una queja en el Tribunal de Justicia de la UE, que perdió, contra los incentivos que concedió España para quemar carbón autóctono entre 2010 y 2014.

El tema importante que se plantea con el cierre de las centrales de carbón es el de su impacto en la seguridad del suministro y sobre el de su papel en la contención de los precios de la electricidad. La contribución del carbón al suministro energético hay que analizarla como la de cualquier otro combustible, gas, petróleo, nuclear, o las renovables, en el marco de la diversificación de tecnologías del "mix" en cuya definición España es soberana (artículo 194 del TFUE). Si además nos referimos a la estrategia energía-clima, la Unión Europea ya definió el mercado de permisos de emisión de CO2 (ETS) como el instrumento para reducir emisiones y por lo tanto lo que hay que hacer es que los actores jueguen en el terreno marcado, sin más condicionantes. El precio futuro de los permisos de CO2 es el que dirá si el carbón puede competir o no en la generación eléctrica.

Todos compartimos el objetivo de la regeneración de los valles mineros y para ello las empresas que produjeron carbón van a poder recibir ayudas hasta el año 2027. Este es un tema prioritario que requiere un gran proyecto de futuro, en el que se incluyan también proyectos de generación de energías renovables (biomasa, geotermia y otras), de eficiencia energética, sobre todo en rehabilitación de los edificios, de agricultura y ganadería ecológica y otros muchos que contribuyan a reconvertir la economía de los valles mineros.

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