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La mar de Oviedo

Un niño dentro

Me gustó "Coco", película de animación; lloré a lágrima viva. ¿Será por el niño que llevo dentro? No; de no ser un embarazo (y ya no tengo edad para embarazarme) me aterraría llevar un niño dentro. "Coco" (nombre de una anciana que añora a su padre), es un homenaje a la familia, a México y su folclore, sus colores y su alegría, y, sobre todo, a la muerte, a las calaveras, los esqueletos y en fin a los difuntos que residen en el más allá y, cada 2 de noviembre, cruzan el puente sobre el río del Olvido para recoger el cariño de los suyos en forma de tequila, calacas de azúcar y pétalos de cempasúchil. "Si nadie nos recuerda desaparecemos, es la muerte final", dice uno de esos personajes del otro barrio, que, por medio del chamaco Miguel, músico con resplandor, trata de hacer llegar una foto suya a su hija para que no lo olvide y se desvanezca para siempre. Memoria y emoción, eso es lo que llevo dentro.

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