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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Entre col y col

Cuánta salud y cuánto buen ambiente puede generar un huerto urbano

Cuenta Jaime Izquierdo en "Asturias, región agropolitana" que en la ciudad de Nueva York, donde hace unos años había censados más de mil huertos comunitarios (en la misma época había ochenta veces más en Berlín), se publicó un informe que decía que tener un huerto mejora la actitud de la gente hacia el vecindario, reduce el vertido de basuras en las calles, favorece el mantenimiento de los terrenos circundantes y aumenta el orgullo de pertenecer al barrio. Un paisano de Gijón, anónimo y desconocido, está plantando cebollino, pimientos y berenjenas en unos metros de terreno público próximos al Palacio de Justicia. Lo cual hace pensar, haciendo propio los contenidos del citado informe neoyorquino, que se tratará de un ciudadano jovial y saludable, servicial y cuidadoso de lo propio y de lo ajeno.

Gijón fue pionera en Asturias en la creación de huertos urbanos que cultivan, por lo general, jubilados que encuentran en la actividad labriega distracción y empleo de las horas de ocio. Este tipo de iniciativas son buenas para el bolsillo, ya que favorecen el autoconsumo, y socialmente mejoran nuestra relación con los entornos y nos relacionan con prácticas sostenibles. Tal vez sería el momento de ampliar el espacio cultivable y asignar lotes de tierra a los eternos cabreados de esta ciudad, para que entre plantas de tomates y patatas, entre berzas y zanahorias, aprendan a rebajar sus malos humos y a relajar sus arranques de ira. Que una azada da para más que para utilizarla como arma arrojadiza. Y entre col y col, lechuga.

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