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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

El futuro incierto de Herrera

Todas las preguntas se reducen a una: ¿merece la pena echar al entrenador y traer a otro?

El Sporting entra en una de esas semanas trágicas en que todas las preguntas se reducen a una: ¿merece la pena echar al entrenador y traer a otro? Si los dirigentes rojiblancos tuvieran la certeza de que prescindir de Herrera supondría que el equipo abandonaría su letargo invernal y enderezaría el rumbo extraviado, no hay duda de que tomarían esa decisión de inmediato. Pero el futuro no envía heraldos salvo en las películas de ciencia-ficción, por lo que la duda metódica seguirá creciendo.

¿Qué plazo se le puede dar al entrenador para que el equipo vuelva a la senda del triunfo? ¿Una, dos, tres victorias? O por el contrario, ¿cuántas más derrotas habrá que soportar antes de que quien toma las grandes decisiones vea agotada su paciencia en futbolística catilinaria? El drama sobreviene porque no existe, desgraciadamente, el más mínimo síntoma de mejora. Sea por razones que tienen su origen en las piernas, en los pulmones o en la cabeza de los jugadores, no se atisban soluciones inmediatas para salir de una crisis que Herrera negó hace un par de jornadas y que le ha caído encima como una bomba de neutrones, de manera que el míster ha perdido la mayor cuantía de su crédito.

La pelota lleva ya unos días en el tejado de Torrecilla, que habita en una casa cómoda, pero no tanto como para no sufrir los embates del temporal. Es el director deportivo quien tiene que decidir si con dos o tres parches la cosa tiene arreglo y aguantar con Herrera unas jornadas más o tomar mañana mismo la decisión draconiana más frecuente y sencilla, la única que en este momento cuenta con el beneplácito de la grada.

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