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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

El Sporting de sus dolores

A los seguidores del Sporting les pasa como a Pachín de Melás, quien, según propio diagnóstico, padecía de una enfermedad rara, una dolencia que él mismo llamaba "gijonismo". Se trata de una afección que brotaba de un cariño grande hacia su pueblo y que le llevaba a proclamar que "de Europa, España; de España, Asturias; de Asturias, Gijón, y de Gijón, la calle del Contracay", donde pasó su niñez "haciendo rabiar a les marruques".

Lo mismo, ya digo, le ocurre a una extensa mayoría de seguidores rojiblancos, que padecen del mal del "sportinguismo", que, pese a ser un bien en sí mismo, lleva inoculado, en épocas recientes, un virus catastrófico que impide el progreso del club y su afianzamiento entre los grandes del fútbol español, que es el lugar que le corresponde por histórico merecimiento.

Como Pachín de Melás, los nunca bien ponderados hinchas del Sporting sienten tristeza en el alma cuando, al echar la vista atrás, rememoran viejas hazañas sobre el pasto, de las que ahora parecen huérfanos y ayunos. Y de igual forma que Emilio Robles, Pachín, echaba de menos el fosu, la estacada, el paseo de Les Dames, los bailes de la plazuela del Conde o "les echaes" en cá María el Tonel, la fiel torcida de El Molinón añora los vuelos majestuosos de Quini, la templanza imponente de Maceda, el zanco incuestionable de Joaquín o el ataque insaciable de Villa a la yugular del área.

Vengan malos tiempos o peores que los precedentes, la afición seguirá fiel a la causa, por mucho que le duela ver a un equipo que no levanta cabeza y que no la merece. Pero despechada y todo, ahí sigue, sin dar la espalda al club de sus dolores.

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