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Para cambiar

Ay... los políticos

La demagogia, el enemigo más temible de la democracia

No dejen ustedes de observar cómo gritan algunos candidatos y sus correligionarios de partido en la campaña electoral de Cataluña. Sus modales, ademanes, posturas y eslóganes son los propios de aquellas arengas de la época de las dictaduras totalitarias en Europa, de las que, desgraciadamente, alguna todavía sobrevive en algún país de Sudamérica. Lo cierto es que parece que no han evolucionado porque carecen de civismo, decoro y urbanidad, y, por supuesto, no se avergüenzan de sus propias imprudencias, promesas falsas y mentiras, con discursos llenos de violencia verbal e incitación al odio del contrincante que me recuerdan a un documental sobre el III Reich que he visto recientemente en National Geographic. ¿Es que no se dan cuenta estos vulgares populacheros de que la demagogia que practican es el enemigo más temible de la democracia?

Este escenario me trae a la memoria algunas citas y frases que tengo apuntadas sobre los políticos y la política y que me gustaría compartir con ustedes. Decía con acierto Bernard Shaw que la política es el paraíso de los charlatanes. Si pasas de ellos y dices: yo no me ocupo de los políticos; no te preocupes que ellos se ocuparán de ti. El gran Groucho Marx apuntaba que la política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados, que viene a ser algo parecido a la cita de Louis Dumur de que el político se sirve de los ciudadanos haciéndoles creer que los sirve a ellos. Algo debe haber de verdad cuando se habla de la erótica del poder, porque Kissinger repetía que el poder es el afrodisiaco más fuerte, lo que explicaría, en parte, ese afán de ganar elecciones y mandar.

Claro que a una buena parte de los servidores públicos (?) habituales lo que les motiva e ilusiona es el "de pane lucrando" o, lo que es lo mismo, el acceso al presupuesto público, también llamado arcas del Estado, de ahí que muchas citas se refieran a este aspecto. Por ejemplo: los bolsillos de los políticos gobernantes deben ser de cristal (Tierno Galván) o el país era mucho mejor cuando solo robaban los ladrones (dicho popular colombiano); lo cierto es que un pueblo que elige a corruptos no es víctima, es cómplice. "Les Luthiers" con su acostumbrada genialidad apuntan que: cuando un político dice que tiene la conciencia limpia, es que tiene mala memoria. Recientemente he oído a alguien cuyo nombre no recuerdo decir que los políticos se podrían comparar a los pañales porque habría que cambiarlos frecuentemente y por la misma razón.

Lo cierto es que cuando votamos deberíamos tener en cuenta que los más eficaces en gobernar son los que menos ruido meten, y además deberíamos elegir a los que no hagan demasiadas promesas porque serán los que menos nos decepcionen. Es una cualidad -aunque poco frecuente- de los dirigentes honrados que rectifiquen cuando se equivocan y reconozcan públicamente sus errores. Churchill mencionaba que el político fetén era aquel que era capaz de predecir lo que va a pasar mañana, el mes próximo y el año que viene y explicar después porque no ha ocurrido. No deberíamos de olvidar que los pagamos todos.

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