La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

andres montes

La españolización de Cataluña

Las encuestas anticipan un bloqueo político similar al de hace un año

Sin un partido que se acerque a la mayoría absoluta y dudas crecientes de que puedan hacerlo cualquiera de los dos bloques aparentes en confrontación la Cataluña de ahora se parece cada vez más a la España de hace un año, una semejanza cuya confirmación sólo depende de las urnas del próximo jueves. Los sondeos anticipan la victoria de ERC en escaños, aunque con una media de 35 parlamentarios, muy alejada de los 68 que marcan la mayoría absoluta. En paralelo, Ciudadanos aparece con insistencia en las múltiples encuestas como la formación más votada aunque no consiga igualarse en diputados a Esquerra. Aunque las cuentas finales sólo se hagan sobre la representación efectiva, la primacía en sufragios de la formación de Arrimadas echa por tierra de una forma definitiva la visión de una Cataluña volcada con el soberanismo.

Con la imagen de un Parlament dividido en una mitad que entonaba "Els segadors" frente a otra de asientos vacíos, la que nos dejó el último pleno de la legislatura a la que puso fin la aplicación del artículo 155 de la Constitución, la lectura de los resultados tiende a hacerse como una suma por bloques. Juega en esa operación el temor a que se repita una mayoría absoluta del soberanismo, empeñado en interpretar estos comicios como la segunda vuelta del referéndum ilegal del 1-O, y que con ese resultado se sentirá reforzado para retomar lo que interrumpió la decisión del Gobierno de Rajoy de intervenir la Generalitat. Pese a los efectos constatados de la declaración unilateral de independencia -y a que quedara en evidencia que el Govern de Puigdemont carecía de las mínimas bases para dar continuidad operativa a esa decisión- el soberanismo presenta una gran solidez electoral. Parece tener mucho más de fe que de convicción política y sobre esa componente y sus ramificaciones emocionales se asienta buena parte de su campaña electoral.

Otro factor que contribuye al sostenimiento del independentismo es al ley electoral, la misma que en España después de que los partidos catalanes fueran incapaces de elaborar una propia. El 75 por ciento de los 5.600.000 votantes que figuran en el censo se concentra en Barcelona, que tiene asignados el 63 por ciento de los escaños en la Cámara catalana. Como ocurre con circunscripciones de la España interior, Tarragona, Gerona y Lérida gozan de una sobrerrepresentación que potencia el secesionismo, con fuerte arraigo en especial en las dos últimas. Es un independentismo con un sustrato muy rural, que se diluye en la Barcelona urbana.

Para afinar, la visión primera de una confrontación en bloques requiere adentrarse por las grietas que se abren en ellos y que la campaña hace aflorar. La dinámica que revelan las encuestas muestra que no existe trasvase de votos entre soberanistas y constitucionalistas, que operan como sistemas cerrados y en los que los únicos intercambios de apoyos se producen entre los partidos que los conforman. Esas reasignaciones determinarán quien llevará la voz cantante en las negociaciones a partir del 22 de diciembre. Pero las líneas rojas son muchas y las dudas más. Al margen de lo que depare la crónica judicial, todo apunta a que ERC defenderá a su propio candidato a la presidencia (Junqueras o Rovira) si se impone en escaños y pese a JxCat sostiene que Puigdemont debe volver a encabezar el Ejecutivo catalán aunque no gane. La CUP quiere retomar de inmediato la proclamación de la república y reniega de cualquier vuelta a la autonomía, lo que dejaría cojo al soberanismo salvo que obtenga mayoría absoluta y se eche de nuevo al monte de la unilateralidad.

Los constitucionalista (Ciudadanos, PSC y PP) no suman más de 62 diputados en ninguna encuesta, por lo que requerirían del apoyo de los "comunes" de Domènech para alcanzar la mayoría absoluta. La formación surgida del ensamblaje de Colau e Iglesias avanza ya que en ningún caso investirá a Inés Arrimadas, a quien el número de escaños confiere la condición de cabeza del constitucionalismo. El PSC rechaza apoyar a ERC, como quisieran los "comunes" y se agotan las variaciones posibles. Así, de confirmarse las previsiones demoscópicas ,y si nadie se retracta de los dicho estos días, en Cataluña se reeditaría en bloqueo político de España del año pasado y comenzaría a tomar cuerpo la repetición de elecciones en la primavera del año entrante. Pero los pronósticos se enfrentan a dos factores imprevisibles que pueden introducir variaciones sustanciales: una participación insólita por encima del 80 por ciento y una bolsa de indecisos que estaría en torno al 28 por ciento.

Compartir el artículo

stats