La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Sol y sombra

Concurso de ocurrencias

El derecho a independizarse y la ilógica fragmentaria

La idea de Tabarnia viene a corroborar hasta qué punto la política se ha convertido en un concurso de ocurrencias. Ha saltado en esta ocasión del bando unionista y está basada en el derecho a decidir que tanto reclama Pep Guardiola, tabarnés, por más señas, de Sampedor, del Bages, según la plataforma "Barcelona is not Catalonia". Antes de este espejo de la imaginación geoestratégica que devuelve a los soberanistas la imagen de su propio desafío al Estado, ya existía el Valle de Arán dispuesto a romper sus vínculos con Cataluña en el momento en que esta decida independizarse de España.

Por los límites ajenos a la realidad transitan lugares fuera de los mapas, como escribe Alastair Bonnet en su viaje extraordinario a los rincones inexplorados. Se trata de fronteras difusas o fantasías reales como Cataluña y sus satélites indepes. O como sucede con Gagauzia, un pequeño territorio de 160.000 habitantes repartidos por cuatro enclaves al sur de Moldavia, que ya es de por sí un país de opereta, la Syldavia de Tintín.

Gagauzia es el paradigma de la ilógica fragmentaria nacionalista. La constatación de que el pasado inventado se convierte en una aspiración trágica. O tragicómica. Algunos catalanes se rebelan por un sentimiento identitario contra la realidad. Los araneses no quieren unir su destino a los independentistas y reclaman su derecho a separarse de Cataluña. Una parte influyente y próspera de las provincias de Barcelona y Tarragona prefiere desvincularse del sentimiento payés secesionista. La Barceloneta, el popular barrio de la Ciudad Condal, tiene identidad propia, dicen los vecinos. Pronto surgirán nuevos nacionalismos de barrio y de corrala. Si esto no afloja, nos iremos al garete.

Compartir el artículo

stats