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Sol y sombra

Granjero último modelo

Wenceslao López se propone salvar las razas asturianas y el Naranco

No había calibrado ni justa ni suficientemente la energía del alcalde de Oviedo cuando escribí que el Gobierno local trataba de compensar su falta de gestión destapando los desmanes de sus predecesores en el Ayuntamiento. No, porque Wenceslao López ha acudido raudo a desmentirme proponiendo una explotación agrícola en el Naranco. Referirse a ello como si se tratara de una broma, por la fecha en que se anuncia, sería frivolizar acerca de este asunto. No está al alcance de cualquier alcalde de España ni de otro país proponerse una granja escuela para fomentar, al mismo tiempo, la cría de razas autóctonas, la jardinería y el turismo. Y un queso con denominación de origen, porque don Wenceslao está dispuesto a producir también un queso. Si esto no es iniciativa...

Algunos han criticado la falta de visión y de presencia del alcalde ovetense, y ahora resulta que se propone como meta, nada más y nada menos, que la revitalización de la ganadería asturiana, en peligro por el abandono del campo. Por un lado, está dispuesto a recuperar el Naranco dotándolo de nuevos atractivos, y por otro, las razas autóctonas. Si lo logra será el prócer de esta década. El turista que venga a Oviedo de visita tendrá oportunidad, además de contemplar la belleza del románico, de convertirse en granjero último modelo gracias al proyecto del Pevidal que, según parece, no es broma.

En el queso no hay que complicarse excesivamente la vida, porque de la complicación surgen los mayores fracasos. Por ejemplo, el del hermano de Fidel Castro en Cuba, cuando se empeñó en producir un camembert caribeño y tuvo que recibir amenazas de la familia para que dejase de intentarlo.

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