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Perspectivas europeas para el nuevo año

El Presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella, ha convocado finalmente elecciones generales para el mes de marzo. De nuevo, una cita electoral que marcará el futuro inmediato de la Unión Europea y que deberá clarificar la situación de un país clave, que ha tenido tres primeros ministros (Letta, Renzi y Gentiloni) en una legislatura complicada. Sin embargo, las encuestas amenazan con mantener o incluso agudizar la inestabilidad en Italia ante las dificultades previstas para la configuración de una sólida mayoría parlamentaria sobre la que se pueda asentar un futuro gobierno.

Tal parece que el virus de la inestabilidad política que inauguramos en España en el periodo 2015-16 se haya propagado por la Unión, a la espera aún de gobierno en Alemania y con crecientes incertidumbre sobre el futuro del país transalpino. Sólo Francia, con un sistema electoral, tanto en las presidenciales como en las legislativas, a doble vuelta está logrando orillar las tensiones populistas en todo el continente, aunque con una amenaza permanente y no menor del Frente Nacional.

Además de la cita electoral italiana, en este mes de enero se celebrarán elecciones presidenciales en la República Checa, Chipre y Finlandia (donde se presenta, por cierto, mi colega Nils Torvalds). Asimismo, en primavera, Hungría está llamada a las urnas, donde se evaluará el apoyo al actual líder nacionalista Viktor Orbán. Y en la segunda parte del año, habrá elecciones generales en Eslovenia en julio, Suecia en septiembre y Luxemburgo en octubre.

Probablemente, si tuviéramos que poner el acento en algún de estas elecciones, deberíamos centrarnos en Italia, que marcará la velocidad del proceso de integración en los próximos años, y en Hungría, que nos informará de lo contrario, es decir del peso del actual grupo de Visegrado. En todo caso, el "impasse" de la situación alemana sigue comprometiendo los futuros pasos de la Unión Europea.

Esta agenda electoral de 2018 nos llevará ya directamente a los próximos comicios europeos en la primavera de 2019, que se celebrarán con el Reino Unido fuera de la Unión. En estos momentos se está discutiendo en las instituciones europeas cuál será el destino de los 73 escaños del Reino Unido, dado que existe la posibilidad de aprovechar esta salida de la Unión para confeccionar listas pan-europeas. Los principales partidos políticos europeos, con el apoyo de algunos gobiernos nacionales, están intentando aprovechar los resquicios de los actuales tratados para ofrecer a la ciudadanía europea candidaturas europeas lideradas por los distintos candidatos a presidir la Comisión, que junto con las listas nacionales, permitan una "europeización" superior de las propios comicios. Hace algunos meses, está opción parecía en una ilusión en los mentes de muchos federalistas, pero ha dado ya el salto a las mesas de las instituciones y conoceremos el resultado de estas negociaciones antes del próximo verano.

En fin, la Unión inicia un ejercicio marcado por la recuperación económica, con un impacto desigual sobre la redistribución de la renta dependiendo de los colores políticos de los gobiernos nacionales. Veremos avances en la unión de la defensa y esperemos que también en la política exterior y gestión de fronteras. Por su parte, el debate sobre la reforma de la zona euro gana espacio, aunque seguimos pendientes del futuro gobierno alemán y de las elecciones italianas, y se abre ya una discusión complicada sobre los presupuestos para el próximo periodo. Asimismo, habrá que seguir la investigación abierta por la Comisión al gobierno polaco, que pudiera llevar a retirarle el derecho de voto en el Consejo, a la vista de la involución democrática liderada por su actual gobierno ultra-nacionalista. En todo caso, este año se deberá cerrar el acuerdo con el Reino Unido, y muchos esfuerzos se van a localizar en lograr un pacto razonable.

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