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Viuda de Ángel González

Mentiras y deslealtades hacia Ángel González

El papel de quienes estaban señalados como patronos de la fallida fundación del poeta

En su artículo titulado "Diez años sin Ángel", publicado el pasado sábado en LA NUEVA ESPAÑA, Antonio Masip cuenta varias mentiras y dos verdades importantes para entender "la frustrada historia de la fundación en honor del poeta". Dice que oyó su voz por última vez diez días antes de su fallecimiento porque Ángel "quería que tranquilizara a su mujer (yo) y a Josefina Martínez, sobre la modificación de sus disposiciones testamentarias ante José Antonio Caicoya, pero no las conocía con exactitud pues habían sido dictadas mientras yo convalecía de uno de mis ictus". Es mentira, yo no tenía ninguna necesidad de que ni él ni nadie me tranquilizara a mí porque sabía perfectamente que mi marido me había nombrado su heredera universal y presidenta de la fundación y tenía la última palabra en todo. Josefina Martínez no tenía ningún motivo para inquietarse porque ella no figuraba para nada en el testamento de Ángel González, como es lógico. No obstante, es posible que ellos sí hayan tenido la necesidad de tranquilizarse mutuamente. Seguramente Josefina Martínez estuviera temiendo ya que el testamento estipulara algo que le hiciera sombra a la Cátedra que ella creó en memoria de mi queridísimo y admirado Emilio Alarcos. Masip estaría temblando porque sabía que el testamento le impedía adueñarse, a través de la fundación, del patrimonio de mi marido, tan sólo lo nombró patrono fundador encargado de levantar la fundación, encargo que no cumplió. Es falso que no conocía la modificación de sus disposiciones testamentarias, Ángel y yo acudimos, junto a él, al despacho del notario, José Antonio Caicoya, para firmar el documento definitivo, no hubo más modificaciones, y yo estaba totalmente de acuerdo con lo que allí disponía, si no no lo hubiera firmado. Antes, Ángel lo había repasado conmigo minuciosamente para que no hubiera ninguna posibilidad de engaño. Antonio Masip tiene que decir esto ahora para protegerse a sí mismo y a los otros dos patronos, Manuel Lombardero y Luis García Montero, porque continuamente citaron incorrectamente el testamento en la prensa. Cito su manipulación y resalto en cursiva los fragmentos que eliminaban: "La dotación de la Fundación, según sus estatutos, asciende a 40.000 euros, además de la nuda propiedad ( que será pleno dominio al extinguirse el usufructo que se ordenará en la cláusula tercera) de todos los derechos de autor y cualesquiera otros económicos e intelectuales sobre su obra literaria...". La cláusula tercera dice así: "En el resto de todos sus bienes, derechos y acciones, incluyendo el usufructo vitalicio de sus derechos de autor y demás derivados de su obra intelectual, instituye heredera universal a su mencionada esposa, con sustitución vulgar y fideicomisaria de residuo a favor de la Fundación creada en el presente instrumento público, la cual recibirá sólo aquello de que Susana no hubiere dispuesto con entera libertad en actos intervivos y a título oneroso". Creo que pensaban que una americanita no sabría interpretar el lenguaje jurídico y que no me atrevería a defenderme de un auténtico desahucio de hombres poderosos.

Tanto Antonio Masip y Josefina Martínez fueron los que provocaron el fracaso de la fundación. En el 2009 recibí una carta de Masip donde decía: "La Fundación no puede convertirse en una organizadora de eventos culturales en competencia con la Fundación Alarcos (sic, es una Cátedra), Tribuna Ciudadana o el Club de LA NUEVA ESPAÑA. El activo principal de la fundación debería ser la biblioteca de poesía hispana de Manuel Lombardero...". Me consta que ni Tribuna Ciudadana ni el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA tenían miedo a la competencia. Cuando yo aclaré que el activo principal tenía que ser lo que Ángel había estipulado en su testamento que yo iba a vigilar para que acataran al pie de la letra, abandonaron el proyecto y al amigo que tanto dicen admirar y querer porque no les beneficiaba a ellos.

Masip dice que Ángel quería la fundación; no es exacto, lo presionaron para decir que la quería, para aprovecharse de él, el que más fue Joaquín Sabina, que luego no hizo nada para levantarla. José Manuel Caballero Bonald no tiene absolutamente nada que ver con todo esto y lo sigo viendo cuando estoy en España, los instigadores le mencionaban su fundación modélica para convencerlo.

Luis García Montero y Almudena Grandes no cuidaban a Ángel, éramos amigos, o por lo menos así parecía, que nos veíamos de vez en cuando para cenar y tomarnos unas copas, nada más. A Ángel le parecería humillante que se diga eso, nosotros teníamos todo preparado para cuando necesitara cuidados, y se trataba de profesionales médicos, Ángel jamás hubiera aceptado que lo cuidaran amigos, ni siquiera me lo permitía a mí porque le daba pudor.

Los tres patronos abandonaron el proyecto porque se dieron cuenta de que no me podían engañar, pero el escueto escrito que dice Masip que enviaron al presidente del Principado, Álvarez Areces, no figura en el Registro de Fundaciones, por lo tanto siguen siendo patronos de una fundación inexistente. Pensarán que si me muero podrán, ¡por fin!, heredar a Ángel González, pero mi testamento lo impide, ja, ja.

Verdad muy importante que lo aclara todo: "No convencía a Areces". Nunca hubo ningún apoyo económico del Principado ni del Ayuntamiento, creo que por diferencias políticas ni siquiera llegaron a hablar con el Ayuntamiento, podían haber enviado a Manuel Lombardero, que es del PP. Así era imposible levantar una fundación, y se trataba tan sólo de desahuciarme y adueñarse ellos de todo.

Dice Masip que le prestaría mucho que Luis García Montero continuara la biografía de Ángel González, lo cual es otra deslealtad porque sabe que Ángel se lo prohibió tajantemente. Sabe también que ese libro es otro de los muchos engaños de Luis García Montero porque tenía que haberse publicado como sus memorias que dejó grabadas, y Ángel como único autor, pero Montero se aprovechó de su muerte para publicarlo como una novela exclusivamente suya y cobra derechos de autor por las palabras de Ángel González.

Es todo una ignominia y grave falta de respeto a una persona tan digna como Ángel González, no se lo merece.

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