En el desarrollo implementativo, y obligadamente urgente, del área central de Asturias hemos de tener en cuenta la necesaria coordinación de todos los flujos urbanísticos, sociales y económicos que impregnan el desarrollo del "core capital" poblacional de Asturias. No podemos olvidarnos de que sin esa nueva cultura de trabajo en red, sin un auténtico horizonte de conexión, sin esa imprescindible coordinación y retroalimentación urbana desnuda de localismo -pero sí profundamente marcada por un cosmopolitismo "smart" y globalizante- no lograremos jamás alcanzar una economía de escala que nos permita figurar entre las conurbaciones más relevantes del ranking español y europeo de los próximos años. El área central, epicentro de los vectores que forjarán un futuro regional incardinado en una economía del conocimiento empoderada por el carácter disruptivo de las ciudades, es el gran reto en el que hemos de implicarnos todos, focalizando todos nuestros esfuer?
Un momento. Quietos.
¿Ustedes han entendido algo de la parrafada anterior?
Claro que no. Ni yo, que lo acabo de escribir, entendí nada.
Pues así suena, más o menos, la explicación que llevo escuchando desde hace más de diez años sobre el área central, la "Ciudad Astur", el "Ocho Asturiano" o como queramos llamar a esa fantasmagoría neblinosa tan importante. Es cierto que es clave. Probablemente hacer realidad esa idea es la única manera de que Asturias pinte algo en el siglo XXI y no acabe convertida en desierto verde. Pero como nadie centre la pelota, pase de las musas al teatro y empiece a concretarnos, con ejemplos y datos que entendamos los que no somos doctores angélicos, cómo vamos a vivir mejor y a tener más trabajo gracias al área central, el asunto va a ir quedando a la altura de esos grandes planes que hacemos para ir al gimnasio. O sea, "que mañana voy".
