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Camilo José Cela Conde

Noticias falsas

El ministerio contra la mentira en el Reino Unido

El Gobierno británico ha decidido crear un organismo nuevo dependiente del Consejo de Seguridad Nacional. Se trata de la unidad de comunicaciones que, bajo ese nombre un tanto críptico, alberga como objetivo prioritario el de combatir las llamadas noticias falsas.

Mucho presupuesto va a tener que asignar el gabinete de Londres a la tarea, habida cuenta de que, además de ponerse de moda como término estrella del lenguaje novedoso, las noticias falsas e inventadas con propósitos evidentes son una de las armas más utilizadas -y eficaces- del escenario político actual. Que se aluda a ellas por su nombre en inglés, fake news, no es casual. El presidente Donald Trump, en una entrevista que le hizo la cadena de televisión Trinity Broadcasting Network, presumió de haber inventado el término y se jactó de que luego el resto del mundo le había copiado. La CNN -señalada por Trump como la madre de todas las noticias falsas- se ha apresurado a apuntar que Trump, una vez más, se equivoca porque la expresión se utilizó de forma bastante extendida en los diarios de finales del siglo XIX. Pero en lo que acierta por completo el inquilino actual de la Casa Blanca es en el uso continuo del misil de las noticias falsas en un doble sentido: acusando a los demás de que le atacan de continuo con mentiras y utilizando el embuste como instrumento de acoso a sus adversarios. Comenzó ya a hacerlo con motivo de su investidura, cuando se lanzó el bulo, fácil de identificar, de que había batido el récord histórico de asistentes y continúa, día sí y día también, usando el embuste a la medida como componente principal de la estrategia de acoso a sus enemigos. Dado que con los reales -sus antiguos colaboradores, hoy críticos; su predecesor, Barack Obama- no obtiene demasiados éxitos, Trump ha mejorado el mecanismo de las noticias falsas añadiendo enemigos imaginarios en el sentido en que serlo, lo son, pero sirven de distracción para que los riesgos reales puedan disimularse. Así sucede de continuo con el pulso digno de colegiales en el patio de recreo que mantiene Trump con Kim Jong-un, el presidente de Corea del Norte, a propósito de quien tiene el arma más larga.

Decía antes que el presupuesto que necesitará la Unidad de Comunicaciones de Seguridad Nacional británica va a ser enorme si pretende luchar contra las noticias falsas. No basta con identificar los bulos y denunciarlos. Impedir que sirvan a los fines de manipulación para los que son creados obligará, además, a llevar a cabo una tarea de educación ciudadana gigantesca porque la mayor virtud de las noticias falsas es que siguen siendo eficaces por más que se haya demostrado hasta la saciedad su manipulación. Aquí lo hemos comprobado de sobras a través del mantra del reino de Cataluña y de sus derivas de la felicidad que llegaría al convertirse en una nueva patria. Además de noticias falsas, deberían considerarse secuelas de la carta a los Reyes Magos.

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